l estado de alarma en vigor, que permite a las comunidades autónomas restringir derechos fundamentales para atajar la pandemia, decaerá este próximo domingo a las 00.00 horas. Y más allá de este nuevo día D dentro esta larga emergencia sanitaria, se abre un escenario de incertidumbre.

El Gobierno Vasco aprobará mañana un nuevo decreto con el que aspira a mantener las actuales medias restrictivas y hacerlo con garantías jurídicas, pero el desconocimiento sobre qué se podrá o no hacer a partir de entonces es patente y compartido en estos momentos por buena parte de la sociedad alavesa.

¿Se podrá salir del territorio y de la CAV? ¿Seguirá vigente el toque de queda? ¿Los encuentros sociales continuarán limitados a un máximo de cuatro personas? Son sólo algunas de las preguntas que hoy se hace el común de los mortales.

Ante horas decisivas

Pese a que el contenido completo de la nueva norma se mantiene en secreto por parte del Ejecutivo autonómico, la Fiscalía Superior del País Vasco ya expresó ayer su rechazo a la posibilidad de que Euskadi mantenga el cierre perimetral y el toque de queda nocturno tras finalizar el estado de alarma.

El último movimiento del Gobierno central, que invita a dejar en manos del Tribunal Supremo la decisión final sobre las limitaciones que decidan aplicar los gobiernos de cada región, tampoco ayuda a despejar las incógnitas, sino todo lo contrario.

Las próximas horas, en cualquier caso, serán decisivas para conocer las intenciones de todos los actores, con todas las miradas puestas en primera instancia en el TSJPV.

Acostumbrados a los vaivenes

DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA comprobó ayer en las calles de Gasteiz que las "dudas" cunden entre una población por lo general bien informada sobre los avatares de esta crisis, pero al mismo tiempo acostumbrada a los constantes vaivenes en su gestión. Y, en cierta medida, también cansada por las idas y venidas de un virus que todavía tardará en desaparecer.

La "resignación" es otro sentimiento habitual entre los vecinos de la capital alavesa, que se mueven entre el deseo de disfrutar de mayores cotas de libertad, pero al mismo tiempo saben que una mayor apertura puede significar, de nuevo, un paso atrás en el control del virus.

"Creo que vamos a seguir igual y que no van a abrir fronteras. En mi caso, tenemos casa en La Rioja, en el límite con Álava, y llevamos desde octubre sin poder ni ir allí. No sabemos tampoco si van a abrir La Rioja... Así andamos. Hay mucha incertidumbre y cada comunidad va a un poco por libre. Sinceramente, no sabemos para dónde tirar", reconoce Maite Apellániz, vecina de la capital jubilada recientemente.

Aun convencida de que el distanciamiento social va a seguir siendo una herramienta eficaz para contener la pandemia, Apellániz cuestiona al mismo tiempo la validez de los confinamientos perimetrales. O más bien, la oportunidad de activarlos y desactivarlos cada poco tiempo.

"Si no nos juntamos, igual el virus está más controlado, pero cuando nos abren nos desmadramos de tal forma, nos desbocamos con unos ciertos límites para que estas cosas no ocurran", opina.

La reciente experiencia de la Semana Santa, durante la que terminó de germinar lo que ha sido la quinta ola de la pandemia a nivel local, sigue presente en el imaginario colectivo.

Optimismo sin impaciencia

"Más que sensación de cabreo o desesperanza, para mí la palabra clave sería resignación. Así que creo que hay que esperar y tener confianza en el tiempo. Globalmente y a medio plazo, las cosas van a mejorar. Soy optimista, pero no quiero ser impaciente, porque entrar en esa dinámica, obviamente, me va a llevar a eso que se habla de la fatiga pandémica".

Así se expresa José Ramón Fernández, profesional sanitario y trabajador de Osakidetza, quien reconoce que en los últimos tiempos ha optado por desentenderse "absolutamente" de las noticias relacionadas con la pandemia y su gestión. "Son contradictorias, erráticas, muy variables... no malintencionadas, porque las intenciones son buenas, pero no tengo otro criterio que confiar en las instituciones y seguir las recomendaciones", apunta este vecino de Gasteiz.

Fernández insiste en apelar a ese optimismo sin impaciencia, y pone más el foco en todo lo que vendrá cuando la crisis sanitaria sea por fin parte del pasado. "Esto se va a arreglar, pero casi me dan más miedo las consecuencias sociales y económicas que van a venir después", reconoce este viandante.

Una crisis inédita

La incertidumbre se cierne también sobre el futuro a medio y largo plazo, pero lo inmediato pasa por resolver una crisis sanitaria sin precedentes y por esas mismas incertidumbres sobre las medidas que estarán en vigor en poco más de 48 horas para contener el virus.

"Incertidumbre sí, pero hay que recordar que esto no había pasado en la vida. No es por sacar la cara a nadie, pero la cosa no está nada clara. Estoy de acuerdo un poco con todos. Entiendo la posición del presidente del Gobierno, porque no se puede seguir alargando un decreto que limita las libertades del verdad, y también puedo entender que el lehendakari no quiera abrir todo ahora, porque Bizkaia y Gipuzkoa están fatal", reflexiona Esther García, también jubilada, quien no vería con malos ojos "alargar un poco más" las restricciones en vigor.

¿Es pronto para hacer planes? "Sí, puede ser pronto, pero es que no estamos haciendo planes nadie. No puedes hacerlos ni de aquí a tres días. Pero creo que lo más importante sigue siendo la salud y la pandemia. Para verano vamos a estar mucha más gente vacunada y habrá un poquito más de movilidad", vaticina, con un optimismo moderado.

También consciente de que "tanto en lo individual como en lo colectivo" la prioridad "tiene que ser la salud pública", Javier Fresa pide al mismo tiempo "mensajes claros" y "un mejor control de la pandemia", un binomio prácticamente inédito en este año largo de alerta.

Noticias "confusas"

"Toda decisión política que contribuya a ese fin será positiva. La controversia está en la incertidumbre que nos están generando. Las noticias son confusas y no sabemos a qué atenernos", critica este joven trabajador.

Fresa recuerda que "mucha gente" depende de la movilidad tanto para estar en contacto con sus familiares y allegados como por cuestiones laborales, por lo que pide "más certidumbres" ante las dudas que a corto plazo puede generar el ejercer derechos básicos ahora restringidos.

"Sin esa seguridad no vamos a saber cómo actuar y podremos incurrir en problemas administrativos y sanitarios. Los políticos nos tienen que ayudar más de lo que lo están haciendo, desde mi punto de vista", apunta de nuevo Fresa.

9 De mayo

Es el próximo 'día D' dentro de esta larga crisis sanitaria, la fecha en que decaerá el segundo estado de alarma, que fue aprobado el 25 de octubre.

En cifras

48 Nuevos casos de covid-19 acumuló Vitoria anteayer, 15 más que el lunes. Sin embargo, la capital alavesa sigue reduciendo su incidencia acumulada del virus.

0,79 El índice de reproducción del virus (R0) sigue dentro del nivel de seguridad en Álava y, además, a la baja. Ayer marcaba un nuevo mínimo en esta fase de la pandemia.

23 Pacientes con covid permanecían ayer ingresados en las UCI del Hospital Universitario Araba (HUA), las mismas que la víspera. Es la máxima preocupación a día de hoy.

Incidencia acumulada

Casos por 100.000 habitantes

Ayala 690,85

Laudio 637,57

Artziniega 470,96

Amurrio 454,99

Vitoria 326,50

Agurain 74,72

ARABA 330,70

Donostia 588,30

GIPUZKOA 621,13

Bilbao 543,47

BIZKAIA 453,16

CAV 494,43

"Más que sensación de cabreo o desesperanza, para mí la palabra clave sería resignación"

José Ramón Fernández. Profesional sanitario

"Cuando abren, nos 'desbocamos' de tal forma que igual es mejor estar siempre abiertos y con ciertos límites"

Maite Apellániz. Jubilada

"Puede ser pronto para hacer planes, pero es que nadie los estamos haciendo; ni de aquí a tres días"

Esther García. Jubilada

"La prioridad tiene que ser la salud pública, pero las noticias son confusas y no sabemos a qué atenernos"

Javier Fresa. Trabajador por cuenta ajena