Según el Ministerio de Sanidad, se han registrado 30.117 fallecimientos de personas mayores en residencias de ancianos desde que empezó la pandemia en marzo de 2020 hasta finales de febrero de 2021, lo que supone el 43,3% del total de la mortalidad por covid en el Estado los primeros doce meses. La cifra es sólo una estimación por diferentes razones: los primeros meses se carecía de pruebas diagnósticas, algunos enfermos fueron asintomáticos, la forma de contabilizar los fallecidos varió en las distintas comunidades, después de la primera ola, muchas defunciones se registraron en hospitales, etc. Aun así, la plataforma Envejecimiento en Red ha publicado un análisis sobre el exceso (o defecto) de mortalidad por covid-19 en ciudadanos ingresados en los geriátricos y las variaciones entre unas comunidades autónomas y otras.

Pero, ¿qué entiende esta investigación por exceso de mortalidad?

El estudio se basa en que en 2020 había 384.251 plazas para mayores en centros sociosanitarios, 383.816 en 17 comunidades autónomas si se excluyen Ceuta y Melilla. El 5,4% de ellos en Euskadi. Con estos datos, supone que las defunciones por covid se deberían haber distribuido de forma proporcional al número de residentes en cada comunidad. Así, si Cataluña tiene el 16,3% de las plazas residenciales, podría esperarse que ese porcentaje del total de las defunciones ocurridas en ese periodo (4.907) sucedieran en geriátricos catalanes. Sin embargo, no ha ocurrido así, resuelve el estudio publicado por María Victoria Zunzunegui, doctora en Epidemiología y publicado en Envejecimiento en Red.

Aplicados estos cálculos a cada comunidad autónoma, la investigación concluye que la mortalidad por covid varía "marcadamente" de una a otra región. Y, a pesar de que Madrid no haya registrado las defunciones de mayores fallecidos en los hospitales después de su traslado, encabeza el nivel de exceso de mortalidad (+52,9%). Las residencias de Castilla La Mancha, por su parte, presentan un exceso sobre la mortalidad esperada de +27,9%. A estas dos comunidades les siguen La Rioja (+22%) y Navarra (+20,9%) en un aciago ranking de exceso de mortalidad en el que también incluye el estudio a Aragón (+14,7), Cataluña (+12%) y Castilla y León (+10,3%).

En el otro extremo se encuentran las comunidades en las que han fallecido menos mayores de los que cabría esperar en este cálculo. Es ahí donde se sitúa Euskadi, en el puesto 11, con (-25%), y octava comunidad por plazas en residencias. También se observan menos muertes de las que se podría esperar teniendo en cuenta el volumen de plazas residenciales en: Canarias (-86%), Galicia (-52,2%), Cantabria (-39,1%), Asturias (-38%), Andalucía (-36,9%), Islas Baleares (-30,9%), Murcia (-23,9%), Valencia (-9,3%) y Extremadura (-3,8%).

Estas variaciones son, según el estudio, un reflejo de la gestión de la pandemia dentro y fuera de las residencias. "Muchas defunciones se podrían haber evitado si hubiera existido un objetivo claro de reducir la probabilidad de invasión del virus en las residencias, protegiendo a la población mayor con altísimo riesgo de mortalidad en caso de infección", critica la investigación. Y va más allá. "España fue el país que menos protegió a los mayores de 70 años y a los residentes en un centro sociosanitario, lo que ha causado muertes prematuras en todas las comunidades, pero hay grandes diferencias entre unas y otras, que distinguen el buen hacer del mal hacer. Es urgente explicar lo ocurrido para evitar su repetición", culmina.

un dato

-25%

Euskadi

El estudio sitúa a Euskadi en el puesto 11, entre las comunidades que no tienen un exceso de mortalidad de mayores en geriátricos, en función del número de residentes.