A falta de 110 días para que la hoja del calendario llegue al anhelado 4 de agosto la evolución de los datos de la pandemia hace cada vez más factible que, por segundo año, la plaza de la Virgen Blanca vuelva a estar desierta a las 18.00 horas y sin asistir al vuelo por encima de las cabezas de los miles de enfervorizados gasteiztarras ansiosos por dar la bienvenida a Celedón.

Con la capital y el territorio cerrados perimetralmente como consecuencia de la tasa de incidencia acumulada, por encima de los 400 casos por cien mil habitantes en los últimos 14 días, las cuestiones festivas quedan relegadas a un segundo plano y todo lo referido a la salud y protección de los ciudadanos queda relegado a un segundo o tercer plano. A estas cuestiones vinculadas a las fiestas patronales de Gasteiz se refirió ayer el alcalde, Gorka Urtaran, en las declaraciones efectuadas en una entrevista a la emisora pública Radio Vitoria a primera hora de la mañana.

A pesar de parecer una fecha lejana en el tiempo con poco menos de cuatro meses, la institución municipal permanece "muy atenta" a la evolución de la pandemia. En función de cómo evolucionen los contagios, se vacíen los hospitales y unidades de cuidados intensivos llegará el momento de adoptar una decisión.

Separó Urtaran con claridad los sentimientos del corazón y los que emanan de la cabeza. Admitió su "deseo" de que el 4 de agosto próximo la plaza de la Virgen Blanca "pueda estar a rebosar para celebrar, honrar y recibir a Celedón", aunque a renglón seguido admitió que en la actual situación es "complicado" que se pueda dar esa situación.

A expensas de lo que pueda suceder en agosto, las inminentes fiestas de San Prudencio, el 28 de abril, tampoco van a contar con la programación de actos masivos habituales antes de la pandemia. Todo se va a reducir y concentrar en "actos conmemorativos" de pequeño formato y huyendo de masificaciones.

"Estamos atentos a la evolución del virus para decidir sobre las fiestas de La Blanca de este año"

el alcalde de Gasteiz, se mostró ayer cauteloso y prevenido con respecto a una posible celebración de las fiestas de la Virgen Blanca este año.