El colapso del vertedero de la localidad vizcaína de Zaldibar, el 6 de febrero del pasado año, situó al recinto de Gardelegi como escenario en el que las empresas alavesas empezaron a depositar sus residuos, ajustados siempre a la condición de estar generados en el territorio, no ser peligrosos y libres de la presencia del amianto. Cerrado el balance de entrada al recinto alavés durante el pasado año, el total de los vertidos de las empresas que deberían haberlos llevado a Zaldibar ascendió a 4.766 toneladas.

Esta cantidad apenas supone un 4% del total de residuos depositados en Gardelegi durante el pasado año. El vertedero alavés recibió en su interior un total de 114.561 toneladas, según los datos a los que ha tenido acceso DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA y que van a ser desvelados esta mañana en la comisión de Acción por el clima como respuesta a las preguntas de EH Bildu, PP y Elkarrekin. Este volumen de 4.766 toneladas ha sido depositado por siete empresas y se ha detectado un incremento importante de tierras inertes procedentes de excavaciones llevadas a cabo en el municipio.

Los datos de cierre de ejercicio con esas 114.561 toneladas computadas en Gardelegi suponen un incremento del 18% si se realiza la comparación con el año 2019. Ese porcentaje se traduce en un total de 17.824 toneladas más registradas en el complejo alavés. Las cifras de las entradas de material en los últimos años se situaron en las 97.621,96 toneladas en 2018 y el ligero descenso a las 96.737,23 del año 2019.

El detallado informe de los vertidos de nuevos productores a lo largo del pasado año, se cerró con 29.283 toneladas. Dentro de esa cifra están las 4.766 toneladas de las empresas alavesas que, ante la imposibilidad de deshacerse de sus residuos en suelo vizcaíno terminaron por depositarlas en Gardelegi.

El pasado mes de febrero el Ayuntamiento de Gasteiz respondió de manera favorable al llamamiento hecho por el Gobierno Vasco para abrir las puertas del equipamiento situado en las cercanías de la capital alavesa y fijar un primer tope máximo de 23.000 toneladas anuales. Cuatro meses después aquel cálculo se amplió a las 42.600 toneladas, según concretó un informe técnico elaborado por la unidad municipal de Gestión Ambiental. Además, el informe planteó trabajar "en todo momento" en la hipótesis de que estas entradas se produzcan en un único año, "debiéndose de hacer un nuevo estudio, adicionando las experiencias obtenidas en caso de que se desee prorrogar".