Hoy, 8 de enero, se cumplen siete años desde que Borja Lázaro fuese visto por última vez en una posada de la localidad colombiana de El Cabo de la Vela, pero las incógnitas en torno a la desaparición de este gasteiztarra siguen siendo todavía ahora mayores que las certezas. “Va pasando el tiempo, no hay ningún tipo de avance y seguimos sin respuestas. Siempre hay que mantener viva la esperanza, pero el tiempo pasa y cuando el tiempo pasa, no es buena señal”, se sincera Sergio Lázaro, hermano de Borja, en conversación con este periódico. Tanto él como el resto de la familia piden en este nuevo aniversario que la investigación para saber exactamente qué sucedió aquel día no se detenga.

Debido a la pandemia, los familiares de Borja han considerado que “lo más prudente” en este atípico 2021 era no celebrar la concentración anual en su recuerdo, aunque en su lugar han querido mantener viva la memoria del joven ingeniero a través de las redes sociales. Mientras tanto, la investigación sí que continúa abierta en Colombia a cargo de instituciones como la Fiscalía de Riohacha, que no ha dado carpetazo al caso, aunque según Sergio Lázaro todo continúa “en el mismo punto donde se quedó” en sus compases iniciales.

Borja se encontraba realizando un reportaje fotográfico, una actividad de la que era un gran aficionado, en esta remota zona del Caribe colombiano donde fue visto por última vez. Se supo que las últimas horas antes de la desaparición Borja las pasó en compañía de un grupo de amigas y amigos y que sus pertenencias, entre las que estaban su cámara de fotos y la documentación, fueron encontradas en el hostal donde se hospedaba. En un principio, la Policía colombiana barajó hasta tres hipótesis: que hubiera sido secuestrado, que se ahogara en el mar o que se introdujera desorientado en el interior de la península. Las dos primeras fueron perdiendo peso rápidamente, pero con el paso del tiempo tampoco han surgido nuevas pistas en ninguna otra dirección.

La familia de Borja sigue manteniendo un contacto directo tanto con el alcalde de Gasteiz como con el diputado general de Álava, y además mantiene una vía abierta con la embajada española en Bogotá. Recientemente, además, su madre se ha reunido con el consejero vasco de Seguridad, Josu Erkoreka.

Entre los siguientes pasos que contempla, la familia piensa establecer “algún contacto” con la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, para “relanzar un poco más” la investigación. La crisis sanitaria tampoco ayuda a la hora de avanzar, aunque los allegados seguirán trabajando sin descanso, como han hecho durante todo este tiempo, para que el caso de Borja no caiga en el olvido.