- Araceli, Mónica, Josefa, Batiste, Vicente, Nicanor... Personas mayores y profesionales sanitarios de todo el país dieron ayer el pistoletazo de salida a la campaña de vacunación contra el covid-19, un punto de inflexión en la pandemia, a la que, sin embargo, aún le quedan largos meses por delante.

Eran las 9 de la mañana cuando Araceli Hidalgo, de 96 años y la residente de mayor edad del centro Los Olmos de Guadalajara, se sentó en una silla, se santiguó y recibió la ansiada primera inyección. “Muy bien, muchas gracias”, dijo tras el pinchazo, del que apenas sintió un “poquitillo” de picor.

Así se lo comunicó a Carmen Carboné, la enfermera que le suministró el preparado en su brazo izquierdo. “Pues ya está todo, Araceli, ha sido usted la primera”, le informaba, cariñosa, la sanitaria. “Gracias a Dios”, contestaba la mujer.

Después de ella, Mónica Tapias, una auxiliar de enfermería y la trabajadora más joven de la residencia, que se mostró orgullosa de que haya llegado la vacuna a España y animó a la población a recibirla. “Que se vacune la mayoría, hay mucha gente que no ha podido llegar a tiempo”.

Las tres mujeres inauguraron ayer la campaña de vacunación contra el coronavirus que empezó ayer, 27 de diciembre, con el primer fármaco aprobado en Europa hace tan solo unos días, el de Pfizer/BioNTech, del que España ha recibido una primera remesa de 9.750 dosis.

Como la de Araceli, la imagen de la esperanza se fue repitiendo por todas las comunidades que iniciaron a la vez el proceso.

Ellos, los más azotados y vulnerables al virus, forman parte de los cuatro grupos prioritarios -internos y trabajadores de residencias de mayores y centros de personas con discapacidad, personal sanitario y grandes dependientes no institucionalizados- a los que se irá administrando gradualmente las primeras vacunas según vayan llegando.

Cominarty, como se llama la vacuna de Pfizer y BioNTech, necesita dos dosis, separadas por 21 días, para generar respuesta inmune y se va a inocular de forma simultánea y gratuita en todas las comunidades autónomas gracias a la colaboración de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y el Ejército, que se han encargado de distribuir los tratamientos por todo el territorio nacional.

Tras este primer lote anticipado de casi 10.000 unidades que llegó el sábado desde Bélgica a los almacenes que Pfizer tiene en Guadalajara, le seguirá hoy otra de 350.000. Este envío se repetirá todos los lunes de las próximas 12 semanas hasta llegar a las 4.591.275 vacunas compradas a este laboratorio, con las que se inmunizará a 2.295.638 ciudadanos.

Las dosis se repartirán de forma equitativa entre las comunidades en función de su población de riesgo, y se irá compensando de forma escalonada con las nuevas entregas de este fármaco, al que muy pronto se puede unir el de Moderna, que será evaluado por la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) el próximo 6 de enero.

“Es el principio del fin, pero quedan meses por delante que no van a ser sencillos”, advirtió el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en una comparecencia en la que avisó de que el proceso de vacunación va a ser “complejo y durará unos meses”; su previsión es que en mayo o junio puedan estar inmunizados entre 15 y 20 millones de ciudadanos.

Mientras tanto, y aunque ayer se vivió como un “día de esperanza” que marca un “punto de inflexión” en la pandemia, el ministro insistió en la necesidad de no relajarse ni bajar la guardia sobre todo en estas fechas navideñas, ya que “los datos son preocupantes”.

No en vano, la incidencia, que rompió hace unos días con varias semanas de descenso continuado, seguía ayer al alza en varias autonomías. Así por ejemplo, Catalunya ha sumado 1.048 nuevos contagios y 25 fallecidos en las últimas 24 horas y, con ello, la velocidad de propagación del coronavirus (Rt) y el riesgo de rebrote han crecido. Ante estos datos, Illa emplazó una vez más a “seguir al pie de la letra” las indicaciones. “Que las alegrías de estos días no sean lloros cuando pase el día de Reyes”, dijo.