- El 4 de julio de 2018, una tormenta de colosales proporciones barrió el territorio alavés. En la sierra de Entzia, la meseta que, a mil metros de altitud, conforma la prolongación de las elevaciones de Urbasa en Álava, la tormenta mutó en tornado y, con vientos que según Euskalmet pudieron alcanzar los 180 kilómetros por hora, destruyó 40 hectáreas de hayedo (más otras treinta en las que hubo una afección menor) sin causar, afortunadamente, daños personales ni al ganado que pasta libre en esta Zona de Especial Conservación (ZEC) incluida en la Red Natura 2000.

El destrozo abrió una oportunidad para investigar cuáles pueden ser las consecuencias de los tornados en los ecosistemas forestales y su tiempo de recuperación. Los tornados son un fenómeno muy raro en el territorio que puede no serlo tanto en un futuro cercano debido al cambio climático, por lo que es conveniente estudiar las distintas alternativas de manejo después de la perturbación. Por ello, se decidió aislar de cualquier intervención humana 4 hectáreas para comprobar la capacidad de regeneración natural del bosque ante fenómenos climáticos extremos.

La Diputación alavesa y la Universidad del País Vasco emprendieron así el estudio de la resiliencia forestal frente a tornados y vientos extremos, una investigación encuadrada en el proyecto Life Urban Klima 2050 de la Unión Europea que a su vez forma parte del proyecto Soluciones Naturales en Cuencas Fluviales en el que está implicada la Diputación junto con otras 19 entidades.

Asier Herrero, doctor en Ecología especializado en ecosistemas forestales y en su respuesta ante el cambio climático, junto con su compañera del Grupo de investigación Fisioclima CO2 de la UPV/EHU Nere Amaia Lascurain, se pusieron entonces manos a la obra.

"En estos casos se suelen hacer talas de salvamento, se intenta salvar la madera como producto, y nosotros propusimos a la Diputación que dejara una serie de zonas con la madera muerta para poder analizar su efecto en la regeneración post perturbación del bosque, comparando zonas donde se hace la gestión tradicional, donde se saca la madera, con zonas donde se retiene esa madera", explica.

"El año del tornado evaluamos su impacto cuantificando los árboles derribados, y ahora hacemos un seguimiento de la capacidad de regeneración del hayedo, contabilizando las plántulas, rebrotes y juveniles de haya año a año", añade el doctor, quien explica que en su día también se analizó el suelo del hayedo "para ver cómo las talas de salvamento y la maquinaria empleada, por un lado, y la madera muerta, por otro, pueden afectar al suelo y su fertilidad".

Ahora, dos años después de que arrancara la investigación, la institución foral se dispone a ampliar la zona de actuación en otras 4 hectáreas que se usarán como control experimental, para sumar un total de ocho al estudio. Así, según ha podido saber este periódico, se aprobará un convenio de colaboración con la Parzonería de Entzia para materializar dicha ampliación, por 25 años, y también para compensar económicamente, a través del Departamento de Medio Ambiente, a los vecinos de la zona que explotan estos bosques y pastos.

Asier explica la razón de ampliar el espacio de estudio. "En su día se dejaron dos zonas de dos hectáreas cada una donde se retuvo la madera muerta. Ahora se amplía el estudio a las zonas de extracción de madera donde no se realizará ninguna plantación para poder así comparar la dinámica natural del bosque en zonas con retención y sin retención de madera", señala. "Estas zonas experimentales -añade- contrastan con las plantaciones realizadas en el área afectada, que han sido profusamente repobladas con juveniles de hayas y otras especies propias del hayedo. El estudio de las dinámicas naturales en estas zonas experimentales a largo plazo proporcionará información relevante para una mejor gestión de estos eventos extremos en el futuro con el menor coste ambiental y económico".

"Necesitamos acumular años para obtener algo relevante de cara a la gestión del bosque", afirma Herrero, quien apunta que hasta la fecha no se ha realizado ninguna investigación de este tipo en hayedos ibéricos. "Se han llevado a cabo estudio sobre los efectos de las talas de salvamento después de incendios en localizaciones diversas, o después de vientos extremos en el norte de Europa, pero no en la cuenca mediterránea, donde los daños forestales por vientos extremos son menos frecuentes y las masas forestales diferentes", aclara.

A pocas especies arbóreas está tan ligada la ciudadanía alavesa y vasca en general como al haya, aunque Herrero recuerda que la abundancia de ejemplares de esta especie que observamos hoy en día se debe en gran medida al ser humano. "Es muy posible que el haya fuera favorecida debido a su uso, para carbón o madera, en detrimento de otras especies acompañantes, pero su importancia como especie forestal es inequívoca", sentencia Herrero.

La sierra de Entzia. Continuación natural de Urbasa, la alavesa sierra de Entzia constituye una Zona de Especial Conservación (ZEC) incluida en la Red Natura 2000.

El tornado. El 4 de julio se formó sobre este espacio un tornado que, con vientos de 180 kilómetros por hora, arrancó de raíz multitud de hayas.

La investigación. Los tornados son fenómenos muy raros en nuestras latitudes, de ahí la relevancia que puede tener este estudio para evaluar una eventual regeneración natural del bosque, pues se prevé que a raíz del cambio climático estos eventos atmosféricos puedan ser más frecuentes.

Cuatro hectáreas más. Los investigadores han pedido a la Diputación que amplíe la zona de estudio con otras cuatro hectáreas en las que se extrae madera muerta para poder comparar con las áreas originales, donde sí permanecieron los árboles derribados.

El doctor en Ecología Asier Herrero señala que serán necesarios varios años de investigación sobre el terreno para obtener conclusiones sobre la capacidad del bosque de regenerarse sin intervención humana.

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Hectáreas de bosque de hayas fueron arrasadas por el tornado que en julio de 2018 barrió la sierra de Entzia.