La pandemia pone de relieve las desigualdades en el acceso a la salud.

-Las desigualdades en salud se dan en todos los sitios, no sólo en Madrid, y son perfectamente evitables. En Euskadi hay diez años de diferencia de esperanza de vida entre el barrio peor situado, Bilbao la Vieja, y el mejor, que está en Vitoria. Nos parece que el acceso a la salud es universal y público y, ni es universal, porque hay personas excluidas, ni público, ya que el 25% del gasto lo pagamos de nuestro bolsillo, entre copagos de medicamentos, seguros privados, especialidades no incluidas, como salud dental, fisioterapias... Por eso, las políticas de salud no pueden ser iguales para todos. Para que haya equidad, hay que favorecer que los más vulnerables tengan un mejor acceso y, a veces, ocurre lo contrario, con las medidas que vamos tomando, lo vamos dificultamos y, según vamos privatizando servicios, más.

Pues la tendencia continúa.

-Sí, la tendencia sigue siendo la de ir privatizando servicios.

Y parece que tampoco hay dinero para invertir en salud pública...

-A ver, invertir o no es voluntad política porque hay miles de millones para fortalecer fronteras, pero no para invertir en salud y reforzar la atención primaria. Hay dinero para salvar los bancos, pero no para salvar a las personas y eso es una decisión política, legítima, pero quien la toma debe asumir esa responsabilidad.