- El homenaje y recuerdo al emblemático aldeano de Zalduondo que, cada 4 de agosto vuela y se hace humano ante el delirio enfervorecido de miles de almas en la Virgen Blanca, llegó en la tarde de ayer, fiel a su cita de las 18.00 horas. A pesar de la decisión del Ayuntamiento de cancelar el popular inicio de las fiestas, como mejor manera de evitar cualquier propagación del coronavirus, en el ambiente de la ciudad sobrevoló la figura de Celedón a lo largo de toda la jornada.

El mejor ejemplo se vivió a las seis en punto de la tarde en las ordenadas y concurridas terrazas de la calle Cuchillería. Las cuadrillas de jóvenes, sentados alrededor de las mesas y sin sobrepasar la decena de integrantes, rompieron a cantar, con más fuerza que nunca, la letra del célebre pasacalles compuesto por Mariano San Miguel hace más de un siglo. A modo de reafirmación del orgullo vitoriano y como mejor vacuna contra la pandemia que azota la ciudad desde marzo, se encadenó hasta media docena de veces el cántico de esta entrañable pieza. Pañuelos rojos y de cuadros se alzaron al viento, se descorcharon también varias botellas de cava y vino espumoso, como tradición que este año ha quedado aparcada a la espera de retornar con más fuerza el 4 de enero de 2021 y los adictos a la nicotina encendieron un pitillo. Tampoco faltaron aquellos jóvenes que, en un paso más para ser fieles a la ortodoxa tradición, daban cuenta de excelsos puros de unas dimensiones considerables, bien acompañados de la bebida espirituosa de turno como arma con la que hacer frente a la soleada y apacible tarde.

Esos fueron los únicos momentos en los que Gasteiz se permitió una alegría transitoria en forma de pequeña algarada. De inmediato retornó la calma, tranquilidad y buen ambiente en el corazón de la almendra medieval. El movimiento se incrementó ligeramente un par de horas más tarde con una mayor presencia de gasteiztarras dispuestos a tratar de encontrar sitio en los veladores. De manera ordenada y siempre siguiendo las recomendaciones de permanecer sentados en el exterior y no consumir de pie, se fue incrementando levemente el ambiente dentro de la moderación y correcto comportamiento.

La oferta hostelera estuvo casi al completo en calles como Cuchillería, Pintorería a Nueva Dentro, con la práctica totalidad de las persianas levantadas después de no haber consensuado con el Ayuntamiento una postura común.

Más allá de este habitual epicentro de bares, en el resto de Gasteiz las evidencias de una tarde habitualmente bulliciosa brillaron por su ausencia. DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA llevó a cabo un extenso recorrido por amplias zonas de la ciudad durante gran parte de la tarde sin encontrar indicio alguno de algarada festiva ni los tan temidos botellones de adolescentes. Las llamadas a la concienciación colectiva llevadas a cabo por el Ayuntamiento de Gasteiz y su alcalde, Gorka Urtaran, calaron hondo entre la población, que se abstuvo de celebrar de manera pública la hora reservada en el calendario de Gasteiz para honrar a Celedón y todo lo que conlleva.

Fue una jornada atípica, distinta a lo habitual y, a buen seguro, que ya permanece en la memoria de todos los vitorianos como un 4 de agosto que no se quiere volver a repetir. Ya ha empezado la cuenta atrás para resarcirse de este mal momento dentro de 364 días y poder recibir con doble dosis de alborozo a un aldeano que desde sus orígenes de Zalduondo hace bajar del cielo la alegría y jarana a Gasteiz.

Ordenado comportamiento. La falta de acuerdo entre los hosteleros de la ‘Kutxi’ y el Ayuntamiento de Gasteiz llevó a que la inmensa totalidad de los locales estuvieran abiertos en la franja horaria entre las 16.30 y 19.00 horas en las que se blindó con un cordón policial la Virgen Blanca. Las terrazas dispuestas en calles como Cuchillería, Pintorería o Nueva Dentro apenas ofrecieron un hueco libre en las horas previas a las seis de la tarde. Cuadrillas de adolescentes y adultos se lanzaron a la conquista de esos preciados espacios y, de manera ordenada, siguieron a rajatabla las indicaciones sanitarias dictadas por las autoridades.

Cántico del pasacalles. De manera automática y como impulsados por algún tipo de resorte interior, a las 18.00 horas, los pañuelos de cuadros o rojos empezaron a girar y alzarse al cielo en medio de los cánticos del popular pasacalles en honor de Celedón. Hasta en media docena de ocasiones retumbó en el primer tramo de la ‘Kutxi’ desde la mayoría de las mesas. A modo de peculiar reafirmación del orgullo vitoriano se entonó con más fuerza que nunca la letra de esta canción y como mejor vacuna contra la pandemia, que ha suprimido el ciclo festivo. Después de ese momento cumbre, se descorcharon botellas de cava, vino espumoso y champagne para hacer frente a una apacible tarde.

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Días para recibir a Celedón. Tras no poder dar ayer la bienvenida al aldeano de Zalduondo desde el recinto de una abarrotada Virgen Blanca, el calendario empieza a descontar las hojas y días que restan para el 4 de agosto de 2021. Para entonces, si la correcta evolución de la pandemia, la emblemática figura volverá a sobrevolar las cabezas de los presentes en la Virgen Blanca, se transformará en carne y hueso y emprenderá su misión de atravesar la plaza y alcanzar la balconada de la iglesia de San Miguel.