- La acogida temporal de niños saharauis es una de las principales iniciativas solidarias que entre los meses de junio y agosto se lleva a cabo en Álava gracias a la implicación de medio centenar de familias. Abren sus hogares para ofrecer un respiro durante el verano a niños y niñas que viven el resto del año en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia) en condiciones extremas. De este modo evitan las altas temperaturas del desierto en verano y mejoran considerablemente la calidad de su alimentación. Pero tal y como ha explicado Afanis, la asociación de familias de acogida de niños saharauis que trabaja en Vitoria-Gasteiz desde el año 2005, la expansión del coronavirus ha provocado que se haya suspendido del programa Oporrak Bakean durante este verano.

Antes de tener que suspender el programa 'Oporrak Bakean', ¿qué previsiones había para este verano 2020 con respecto al número de niños y familias de acogida en el territorio alavés?

-Desde Afanis, la asociación de familias de acogida de niños saharauis, teníamos previsto la llegada de unos 350 menores para pasar las vacaciones de verano en Euskadi, 50 de ellos en Álava, más o menos como otros años. De ellos 35 niños repetían la experiencia, lo que supone el compromiso firme de al menos 35 familias alavesas que volvían a participar en el programa. Y esperábamos conseguir durante estos meses la implicación de, al menos, otras 15 familias nuevas. Además, estábamos muy ilusionados porque se habían puesto en contacto con nosotros varias familias interesadas en conocernos y vivir la experiencia por primera vez este verano.

¿Cuándo se decidió la suspensión del programa 'Oporrak Bakean'? Ya estarían listos los trámites para el viaje programado en junio.

-La decisión de que este verano de 2020 no se llevará a cabo el programa la tomó el Frente Polisario a finales del mes de marzo, cuando aquí en España la situación con respecto a los contagios por coronavirus era realmente muy complicada y llevábamos ya dos semanas de confinamiento. Nos pareció la decisión más acertada por parte del Polisario de priorizar la salud de los menores que viven en los campamentos de refugiados de Tinduf.

¿Qué ha supuesto este cambio para las familias alavesas que como la vuestra esperaban a los niños durante este verano?

-Nos hemos llevado una pena y un disgusto muy grande por tener que detener el programa este año, pero ha sido la decisión más acertada.

¿Qué supone para los menores saharauis no poder salir durante el verano de los campamentos? Habría ya revisiones concertadas con médicos en Vitoria.

-Sí, había niños que ya contaban con citas médicas programadas, por ejemplo, con neurólogos y cardiólogos en Vitoria, que han tenido que ser suspendidas. Durante su estancia en Álava, lo más importante es que las familias los cuiden para que se lo pasen lo mejor posible, lejos de las altas temperaturas que tienen que soportar en verano en el desierto. Se tienen que ocupar de la manutención y de la ropa para que pasen el verano, y de que tengan una revisión médica. Es muy importante detectar posibles enfermedades que resultan imposible de diagnosticar en los campamentos de Tinduf donde viven por la falta de medios y recursos. Por ejemplo, saber si hay niños celíacos para que haya un cambio en su alimentación. En el caso de necesitar gafas o de acudir al dentista, son servicios gratuitos que cubren Osakidetza y algunas ONG, sin coste para las familias.

Algo que echarán en falta será la alimentación que reciben aquí durante los dos meses de verano.

Todos los niños que llegan están sanos pero con muchas carencias alimenticias. Los menores sufren malnutrición por la falta de una dieta variada con productos básicos. Durante el año apenas comen carne y sobreviven a base de mucha comida en conserva, lo que les provoca por ejemplo diversos problemas de visión. Por desgracia, este año se quedarán sin esa alimentación más sana y equilibrada que consumen durante los dos meses que están en Vitoria, con más fruta, carne y pescado. Los menores regresan a sus casas con una salud mejorada y una energía renovada que les permite pasar de una forma más llevadera el resto del año en los campamentos de refugiados de Tinduf.

¿Os habéis puesto en contacto con familias saharauis para saber cómo están pasando estos meses de confinamiento en los campamentos de Tinduf? Se estima una población de 125.000 refugiados.

-Lo que sabemos es que por suerte allí no ha llegado el virus, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de una población muy vulnerable y con un sistema de salud precario. Esperamos que no haya ningún caso porque sería una auténtica masacre en una población que está recluida en el desierto desde hace más de 40 años, con acceso a recursos sanitarios limitados. Aunque no se han detectado casos positivos entre la población saharaui, hay preocupación por la escasez de equipos sanitarios y material en los hospitales.

¿Cómo han entendido las familias saharauis el hecho de que este año no puedan viajar a Álava para que los niños pasen el verano?

-Las familias y los niños de los campamentos han entendido y asumido perfectamente la situación. Había madres muy preocupadas y asustadas debido a la expansión del coronavirus en España y Europa. Con las familias estamos en contacto casi a diario, aunque en las últimas semanas como han estado con el Ramadán ha habido menos relación porque es una época en la que hacen más vida de noche. Desde que empezó a expandirse la pandemia en España en el mes de marzo, la niña que nosotros acogemos en verano nos llamaba todos los días para saber si estábamos todos bien aquí en Vitoria, porque estaban muy preocupados debido a las noticias que les llegaban desde España.

¿Habíais tenido la oportunidad de viajar este año a los campamentos de refugiados de Tinduf, o pensáis hacerlo en los próximos meses?

-No, este año no hemos viajado a Argelia. Primero porque no hacía falta debido a la suspensión del programa. Todos los años viajamos hasta Tinduf para poner en marcha el programa Oporrak Bakean y ayudar al delegado del Frente Polisario en Euskadi. Y en segundo lugar porque sería muy irresponsable por nuestra parte viajar a Argelia debido a la expansión del coronavirus. Además, el espacio aéreo argelino permanece cerrado. Una vez que remita la pandemia, quizás podamos ir en el mes de diciembre, pero tenemos que esperar y poder contar con todas las garantías sanitarias.

"35 niños repetían la experiencia, lo que supone el compromiso firme de al menos 35 familias alavesas que volvían a participar"

"Este año se quedarán sin esa alimentación más sana que consumen los dos meses que están en Vitoria, con más fruta, carne y pescado"

"Había niños con citas médicas programadas con neurólogos y cardiólogos en Vitoria que han tenido que ser suspendidas"