e abre el telón virtual de Instagram y en un vídeo de la cuenta de Gorka Aginagalde aparece este actor gasteiztarra, en la ventana, estirando su cuello al máximo, intentando captar todos los rayos posibles del astro rey, cual lagarto, como si no los hubiera visto en un par de semanas, con su tez pálida, oscuras gafas de sol y ropa igual de negra, que para eso este color atrae como un imán la luz solar. Y ya se sabe que la vitamina D hace pero que mucha falta en estos días de encierro. "Es sábado, ¿y?", pregunta, al final de la primera de las grabaciones que ha subido para sobrellevar mejor la pandemia. Misma cuestión que estos días se plantean los mortales de medio mundo, porque, como diría sin tapujos el jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad), Miguel Ángel Villarroya, "ahora, todos los días son lunes".

Un día de la marmota, el de este confinamiento, que a Aginagalde le sorprendió "por suerte" en Vitoria, su tierra, como dice, "porque justo hicimos un parón de Benidorm, la nueva serie de Antena 3 que estamos grabando", y que se ha propuesto que las generaciones futuras y actuales recuerden con algo de gracia, gracias al diario de a bordo virtual que ha creado y en el que se ha convertido en un entrenador de la sonrisa. El objetivo, que sus seguidores de redes sociales ejerciten los seis pares de músculos que intervienen en ella tras ingerir sus píldoras de humor en forma de vídeos. Buenísimas para las arrugas de las comisuras pero también para la salud mental, al provocar un efecto inmediato: el de sentirse genial a quienes los visionan. "El humor siempre es necesario y más en estos tiempos de pandemia", destaca Aginagalde, que en este género de sacar carcajadas ya tiene alguna que otra experiencia por sus interpretaciones en películas como Perdiendo el este (Paco caballero, 2019), Rey gitano (Juanma Bajo Ulloa, 2015), series como Allí abajo (2015-2019, Antena 3) como Koldo Intxaustegi, y teatro, con los monólogos de Las noches del Club de la comedia. "Esto que estoy haciendo son simples improvisaciones frente a la cámara porque hay que hacerlo lo más llevadero posible, que todos los días se hace duro", aclara, de forma humilde.

Este pasado viernes, sin ir más lejos, deseó un "feliz día interbalconil del teatro", con motivo de su día mundial. Lo celebró con una actuación "que justo grabé en el balcón con un café", pero con el resto que tenía programadas en su agenda, no ha podido hacer lo mismo, tras la faena laboral que ha supuesto el coronavirus. "He suspendido todos los bolos que tenía, menos los de mayo, porque ahora estamos todos los artistas cancelando cosas por la pandemia, pero los actores estamos acostumbrados a buscarnos la vida y a levantar el teléfono", resalta. Y eso que ahora al estar todos sin poder salir de casa, estamos consumiendo más series, películas o conciertos que nunca, pese a que muchos artistas como él se muerden en estos momentos las uñas, pensando en cómo pagar sus facturas, con todos esos cines y teatros que tienen la persiana echada.

De ahí que en esta quincena de forzoso encierro casero también le haya dado tiempo por pensar en las medidas que pueden salvar a esa cultura aquejada también del covid-19. "Lo mejor es que el gobierno nos eche un cable, que no nos cobre la cuota a los autónomos, en lugar de subvencionar a los bancos", propone el intérprete gasteiztarra.

Hasta que se pueda pisar la calle, "que ríete tú de cuando abran los bares", bromea, tras recordar las escenas de súper arrasados, "a lo pánico nuclear", Aginagalde resistirá con su kit de superviviencia: su guitarra, su media docena de libros, su tablet y sus incontables latas de birra: "A mí solo me dio por las estanterías de cervezas", matiza.

"Por suerte, hicimos un parón en la serie y el confinamiento me pilló en casa, en Vitoria"

Actor y humorista gasteiztarra

"La mejor medida es que el gobierno nos eche un cable, en vez de subvencionar a bancos"