l obispo de Gasteiz, Juan Carlos Elizalde, fue el primero en suspender todas las celebraciones y ritos católicos presenciales en el conjunto del Estado. Desde entonces, la diócesis se ha adaptado a una situación inédita. Por ejemplo, a las Clarisas de Agurain lo del aislamiento no les ha supuesto ningún problema. Ahora bien, sí han visto alterada la eucaristía. En ese sentido, la hermana Conchi indica que "tuvimos la previsión de consagrar varias formas y de momento podemos todavía comulgar. Los domingos tenemos previsto seguir la misa por televisión. El resto siguen igual. El trabajo no está alterado. Estamos con la confitura de la naranja". Aparte, algunas hermanas se informan de la evolución de la epidemia y después socializan los datos. "Habrá un antes y un después. Pero no podemos olvidar que en el mundo la gente se sigue muriendo de hambre, siendo explotada, oprimida. Quizá vernos con algunas carencias, y seguirnos descubriendo privilegiados haga que las cosas cambien más adelante".

En otro contexto, el padre Emiliano, de la comunidad benedictina de Estíbaliz, explica que "seguimos con la vida de comunidad. Celebramos en la capilla, pero tenemos abierta la iglesia, a la que acude alguna persona". Eso sí, aclara que se ha intensificado la presencia de los Miñones que cuidan que los usuarios de un centro de menores acogidos no den problemas por el confinamiento.

Por su parte, Juan Carlos Pinedo, de la Unidad Pastoral del Casco Viejo, aporta las novedades que han puesto en marcha para sobrellevar la situación. "Hemos puesto en marcha un blog donde colgamos una reflexión y pedimos que entren en la web de la diócesis para participar en misas y reflexiones del obispo".

Consciente de que no todo el mundo dispone de las nuevas tecnologías, Pinedo aclara que "les hemos pasado el listado de las misas que hay en radio y televisión, y les llamamos, por teléfono cada día para que sepan que no les olvidamos". También se han sumado a la iniciativa del repique de campanas. "La iglesia te abraza con esas campanadas y te hace sentir que eres importante y te echamos de menos".

La pastoral juvenil hizo una llamada a los jóvenes para implicarse en tareas de reparto de alimentos. Dispuestos de medidas de protección y los permisos de la Ertzaintza, reparten cada mañana bolsas de comida a familias necesitadas y censadas en Berakah.

Además, los seminaristas diocesanos optaron por cumplir la cuarentena en sus casas. En el Seminario solo ha quedado el rector, Alfredo Arnaiz. Los del Redemptoris Mater -centro de instrucción diocesana para adultos- se mantienen en comunidad dentro del Seminario. Y, en otro ala, permanecen los siete sacerdotes de otros países que se encuentran actualizando su formación.

Instituciones penitenciarias cerró la pasada semana la posibilidad de cualquier actividad por lo que los voluntarios de pastoral penitenciaria no han podido acudir a Zaballa. Solo el capellán, Txarly, pudo entrar el pasado martes. Barajan la posibilidad de llegar a comunicarse con los internos por correo postal.