vitoria - La pobreza tiene en Álava el rostro de una mujer inmigrante que busca trabajo y vivienda sin éxito y es cada más invisibilizada por las personas y administraciones que le rodean. En el territorio alavés la pobreza se cronifica, y ya no se trata sólo de una percepción, sino que la realidad de la exclusión "más extrema" tiene su reflejos en los datos aportados ayer por Cáritas en la presentación de su balance de actividad de este año que termina.

Los dilatados plazos a la hora de acceder a las ayudas sociales, la crisis económica que nunca se fue, la "fatiga de la compasión" en la sociedad y la ausencia de viviendas de emergencia social forman, según subrayaron ayer los responsables de Cáritas, una maraña de la que muchas personas no consiguen salir en ningún momento.

Su secretario general en Vitoria, Ramón Ibeas, puso el foco en un problema que asola a la capital alavesa desde hace tiempo y que cada vez va a más: los precios de las viviendas de alquiler. "Un piso en alquiler en Zaramaga cuesta 750 euros. Si los alquileres en Vitoria siguen subiendo, las personas con pocos recursos o bajos ingresos lo tienen muy difícil para acceder a un hogar de alquiler a esos precios, o llega un momento en el que no pueden pagar porque no reciben las ayudas y les echan. Si les echan pierden el padrón, y sin él no pueden acceder a las ayudas, por lo que vuelven a la casilla de salida", resumió ayer Ibeas, en una rueda de prensa en la que estuvo acompañado por Maite Sebal, directora de Cáritas Diocesanas de Vitoria, y el delegado de la organización, Javier Querejazu.

A falta de los datos del mes de diciembre, este año Cáritas ha atendido en sus despachos de acogida a 6.927 familias, 596 más que en 2018, de las que 378 han recibido apoyo económico, con un aumento de 62.000 euros en estas partidas.

En Álava, el perfil habitual de la personas en riesgo de exclusión es el de una mujer -en 66% de los casos- y de origen extranjero -el 80% de las personas atendidas-. Además de las atenciones de acogida, los programas de empleo han atendido a 318 personas, y en las agencias de colocación, a 1.129 personas, de las que 919 han sido mujeres y 210, hombres. Por el centro de formación de la entidad han pasado 382 personas -242 mujeres y 140 hombres-.

Entre todos sus programas de ayuda, empleo, formación y acompañamiento, el presupuesto con el que Cáritas ha contado este año ha ascendido a 2,7 millones de euros, conseguido "gracias al apoyo económico de la sociedad alavesa", pues además de las aportaciones institucionales, que rondan el 22%, Cáritas se nutre, como recordó ayer Javier Querejazu, de "las aportaciones y el trabajo desinteresado de nuestros voluntarios".

Por eso, aprovechando las fechas navideñas, la organización desea "estimular e incrementar la llamada a la caridad" para, bajo el lema Tu compromiso mejora el mundo, dar a los alaveses "una oportunidad real para acoger y canalizar esta generosidad". De hecho, según explicó su directora, Maite Sebal, la propia Cáritas se encuentra "en pleno proceso de reflexión" sobre "quiénes somos, el trabajo que realizamos y cómo lo podemos mejorar", sobre la base de que la organización es "atender a las personas más vulnerables respetando su dignidad y en función de sus necesidades". Y es que, por un lado, "las personas que solicitan nuestra ayuda nos están planteando necesidades nuevas que nos resulta complicado atender desde la estructura con la que contamos en la actualidad", y por otro la "falsa sensación de que la crisis económica ya ha pasado" está llevando a una reducción de los ingresos externos que reciben anualmente.

colombia y venezuela Entre esas nuevas necesidades "complicadas de atender", como las dificultades a la hora de encontrar un piso de alquiler que las personas en riesgo de exclusión puedan pagar, habida cuenta de los precios de mercado ahora mismo en Vitoria, figura también dar respuesta a las personas que llegan al territorio como refugiadas. En este sentido, junto a los programas específicos para refugiados sirios, en Cáritas explican que desde hace un tiempo "se está empezando a notar" el aumento de las personas que llegan a la ciudad huyendo "de las crisis de Latinoamérica, como Colombia y Venezuela". El problema es que la cita para recibir esa para valorar su situación "tarda más de un año, y durante ese tiempo "son personas sin derecho a nada".

Los plazos resultan también "obsoletos" a la hora de atender las necesidades más urgentes de personas vulnerables por parte de las instituciones, entre otras cosas porque la falta de coordinación entre las instituciones puede dilatar la recepción de las ayudas durante dos y tres meses, un tiempo en el que "si no fuera por las aportaciones de Cáritas" estas personas no podrían hacer frente a su alquiler".

El secretario general de Cáritas Vitoria critica también que las personas refugiadas tengan que esperar más de un año para tener una cita en la que las autoridades estudien su situación.

La directora de la organización en Vitoria asegura que se enfrentan "a una nueva realidad social en la que las personas nos plantean necesidades que nos resulta complicado atender".

El delegado de Cáritas en Vitoria informó de que el presupuesto con el que han contado este año para sus programas de ayuda, empleo y formación ha sido de 2,7 millones de euros.