Había que soñar, pero la realidad golpeó con mucha dureza al Deportivo Alavés este domingo. Los babazorros tuvieron una tarde aciaga en todos los sentidos y muchos de sus desbarajustes defensivos los aprovechó el Barcelona para golear y llevarse los tres puntos (0-3) de Mendizorroza, inexpugnable hasta ese momento. Tres son, por ende, las derrotas consecutivas con las que los de Luis García Plaza se han ido al parón liguero.

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En imágenes: Ambientazo en Medizorroza para ver el Alavés - Barça Pilar Barco

Para enfrentarse al líder del campeonato, el técnico madrileño decidió, entre otras cosas, recuperar la dupla que tantas alegrías le había dado en el pasado: la formada por Blanco y Guevara en la sala de máquinas. Asimismo, tanto Abqar como Mouriño pudieron jugar finalmente de inicio, por lo que no hubo que maniobrar en exceso en la retaguardia, y el número total de novedades respecto al reciente duelo contra el Getafe fue de cinco. 

La tarde, ciertamente, no arrancó nada bien para el Alavés. Si bien que el Barça se adelantara pronto en el marcador, a los cinco minutos, no fue ninguna sorpresa, lo que no tendrían que haber permitido los albiazules es el que ese primer gol llegase como resultado de un error no forzado. En concreto, a través de una acción a balón parado en la que Lewandowski definió solo y a placer en el área pequeña (0-1), sin opciones para Sivera.

Las mejores imágenes del Alavés - Barça Iñigo Foronda

El panorama, cabe mencionar, no mejoró con el paso de los minutos. Aunque los locales, al verse ya por detrás, se animaron a mirar hacia adelante, el nulo acierto en las transiciones les impidió hilvanar cualquier tipo de jugada interesante. Además, su balance defensivo fue muy errático, dejando demasiados espacios al rival para correr, y no fueron ni una ni dos ni tres las ocasiones en la que los culés amenazaron la portería babazorra.

El 0-2 fue obra, de nuevo, de Lewandowski, asistido esta vez por Raphinha en un contragolpe sobre una alfombra roja; y el propio delantero polaco, semiforzado, amplió todavía más las distancias (0-3) no mucho después. Para la media hora de juego, el Alavés ya tenía el choque demasiado cuesta arriba. No solo por la sensación de que la renta de goles en contra no iba a hacer más que subir, sino también debido a su apatía ofensiva. 

Un gran testarazo de Toni Martínez, en el que intervino el VAR por fuera de juego previo al tanto, fue lo único positivo de la dramática primera mitad en Mendizorroza. Casi nadie ofreció el nivel esperado y, si la diferencia no resultó mayor al descanso, fue debido a las intervenciones de Sivera. La mejor de todas ellas, en un mano a mano con Raphinha, quien encaró completamente solo su portería. Ofensivamente, solo Vicente ofreció algo.

Ya en la segunda mitad, el Alavés merodeó con más peligro el área culé, pero la fortuna -o el acierto- no estuvo de su lado. El propio Toni, aprovechando un grave error del portero Peña, envió el balón al palo y, antes de la hora de juego, varios centros laterales se pasearon sin encontrar rematador. Atrás, mientras tanto, Sivera siguió con la excelencia como rutina, demostrando por qué es uno de los estandartes del equipo en la actualidad.

Respecto a los cambios, Diarra, en detrimento de Tenaglia, saltó inmediatamente después del intermedio, moviendo a Mouriño al lateral derecho; y después lo hicieron Conechny (Stoichkov), Kike García (Toni), Pica (Abqar) y Joan Jordán (Blanco), en ese orden. Ninguno fue capaz de imponerse a la lógica y cambiar el rumbo del encuentro, pero sí que mejoró la imagen babazorra gracias a la aportación de cada uno de ellos.

El Alavés acabó la cita atacando, en busca de un gol que no llegó -le anularon uno a Mouriño, en una falta lanzada por Jordán-, y se tuvo que conformar con no encajar más, que ni tan mal en vista de cómo fue la primera mitad. Lo positivo, pese a que han sido dos derrotas, es que los de Luis García ya han dejado atrás los enfrentamientos con el Madrid y el Barça, siendo el siguiente rival, de nuevo en casa, uno de su liga: el Real Valladolid