El Deportivo Alavés ha llegado muy justo a la recta final de la temporada, y la derrota (2-0) de este domingo en Los Cármenes es buena muestra de ello. Frente a un rival casi desahuciado, como lo es un Granada que podría certificar su descenso en pocas semanas, los babazorros tiraron por completo el primer tiempo y, cuando quisieron reaccionar, ya era demasiado tarde. Myrto Uzuni, de penalti, y Lucas Boyé fueron los goleadores de la tarde.

La gran sorpresa en el once de Luis García Plaza, quien había avisado de novedades en el mismo, fue la presencia de Joaquín Panichelli. El argentino arrancó en la mediapunta, en detrimento de Jon Guridi, y junto a él también tuvieron su oportunidad como titulares Nahuel Tenaglia (Abdel Abqar) y Rubén Duarte (Javi López). Hubo, por tanto, tres cambios respecto al equipo que comenzó en el reciente derbi contra la Real Sociedad

Los primeros compases de la contienda no fueron nada favorables para el Alavés. El Granada saltó al césped con una marcha más y, cuando solo se habían jugado seis minutos, tomó ventaja en el marcador por medio de Uzuni (1-0). Lo hizo de penalti, ocasionado por una mano clara de Andoni Gorosabel, y en esa misma acción ya pudo marcar antes Boyé. Su remate, potente y tras un buen movimiento con el cuerpo, fue repelido por el poste. 

La reacción al varapalo tampoco fue la esperada. Los gasteiztarras perdieron muchos balones en el centro del campo, lo que les impidió llegar con peligro a la meta de Augusto Batalla, y se vieron superados en la gran mayoría de las segundas jugadas. Esto último hizo que los desplazamientos en largo de los nazaríes dieran sus frutos, pese a ser ineficaces o, simplemente, estar bien defendidos por la zaga del Glorioso, al menos en primera instancia.

Así, de hecho, llegó el segundo gol de la tarde en Los Cármenes. Lo logró, de nuevo, el conjunto granadino y fue obra del ya mencionado Boyé, quien cabeceó sin oposición un centro medido al corazón del área (2-0). Tal acción se originó en un lanzamiento de falta local que, tras ser despejado a escasos metros de la portería, nadie en el Alavés fue capaz de ir a pelear por el rechace a la frontal. Preocupante, sin duda, la imagen hasta ese momento.

Lo único reseñable por parte de los babazorros a lo largo de la primera mitad fue un posible penalti por mano de Gerard Gumbau que ni García Verdura, colegiado principal, ni Jaime Latre, encargado del VAR, consideraron. Por lo demás, el Glorioso apenas incomodó a su rival y, si alguien dio la sensación de querer llevarse la victoria, ese fue el Granada, bastante más voluntarioso aun estando casi condenado a perder la categoría.

REACCIÓN INSUFICIENTE

De cara a la segunda parte, Luis García quitó a Carlos Vicente y Luis Rioja, muy poco activos antes del descanso -sobre todo el segundo de ellos-, y dio entrada a Álex Sola y Abde Rebbach. Con ellos sobre el césped, el Alavés dio un claro paso al frente y se mostró mucho más reconocible, buscando ser protagonista con el balón y tratando de encerrar a los nazaríes en su área a través, principalmente, de potentes arrancadas por ambas bandas. 

La reacción, sin embargo, no fue suficiente para recortar distancias en el marcador y, superada la hora de juego, el técnico madrileño optó por dar entrada también a Carlos Benavídez (Antonio Blanco), Kike García (Samu Omorodion) y Giuliano Simeone (Panichelli), en ese orden. Así, el Glorioso agotó sus cambios a falta de 20 minutos, más la prolongación, para el final de la contienda, lo cual no había sido habitual esta temporada.

Desafortunadamente, ni los relevos ni las mejores sensaciones durante el segundo tiempo permitieron al Alavés rescatar algo positivo de su visita a Los Cármenes. El Granada soportó sin demasiados problemas las acometidas visitantes y, en realidad, solo hubo una ocasión destacable por parte de los babazorros: casi sin buscarlo, Giuliano estuvo a punto de sorprender a Batalla, acertado en todo momento, con una vaselina fortuita.