Que la selección de Guinea Ecuatorial permitiera a Jesús Owono sumarse unos días más tarde a su concentración en Egipto, donde arrancará muy pronto la Copa África, fue una buena noticia tanto para el Alavés como, sobre todo, para el propio guardameta albiazul. El donostiarra siguió acumulando minutos con el primer equipo, que es lo que más necesita para continuar su progresión, y logró dejar su portería a cero ante todo un Real Betis (1-0).

Aunque no tuvo demasiado trabajo, pues la retaguardia babazorra desarticuló casi por completo la parcela ofensiva del cuadro verdiblanco, Owono sí que se vio obligado a aparecer en dos ocasiones y, como acostumbra, no defraudó. Ayoze Pérez, justo después del gol de Carlos Benavídez, fue quien tuvo la mejor oportunidad para convertirse en el verdugo de la noche, pero su remate cruzado se encontró con la gran intervención del canterano.

Dicha estirada no era sencilla, y mucho menos tras lo ocurrido en la primera mitad. Durante la misma, si bien no hubo que lamentarlo, a Owono se le vio bastante nervioso y desentonado con la defensa. Algo que solucionó con el paso de los minutos, y que es bastante habitual entre los porteros suplentes, pero que reabrió el debate sobre si, para potenciar su desarrollo, es mejor mantenerlo en plantilla o buscarle una cesión.

Pese a que siendo un habitual del banquillo se puede aprender mucho y progresar, tal y como admitió Javi López en una entrevista reciente con este periódico, lo cierto es que el caso de los guardametas es muy particular. Necesitan continuidad, más aún que los futbolistas de campo, y el donostiarra, salvo contratiempo inesperado, no la va a tener en el Alavés. Y no por falta de talento, sino porque, simplemente, tiene a Antonio Sivera delante.

Atendiendo a lo ocurrido con este último, quien llegó con 21 años y estuvo a la sombra de Fernando Pacheco hasta los 26, el club babazorro podría optar por repetir el mismo proceso, pero las circunstancias son distintas. El de Jávea fue fichado cuando se le consideraba una de las grandes promesas del país y, verano tras verano, había murmullos sobre la posible salida del pacense, por lo que podía irrumpir en cualquier momento.

Casos como los de Owono hay muchos, es una realidad, pero, para no arriesgarse a que sus porteros promesa se estanquen, los clubes suelen preferir buscarles una cesión que les asegure minutos y, al mismo tiempo, incorporar o mantener a un veterano dispuesto a asumir el rol de suplente. Juan Carlos, en el Girona; Jaume Doménech, en el Valencia; Pepe Reina, en el Villarreal; o el Pichu Cuéllar, en el Mallorca, son algunos ejemplos de ello. 

EXPERIENCIAS DISPARES

Ahora bien, cabe mencionar que las cesiones tampoco son, ni mucho menos, un acierto seguro, en especial si son de canteranos. Para que sean realmente productivas, requiere analizar al extremo los distintos escenarios, además de que el club de destino esté dispuesto a asumir unas condiciones de juego mínimas. El Alavés, en este sentido, lo cierto es que no ha tenido demasiada fortuna, al menos en los últimos años.

La de Miguel de la Fuente al Leganés, aun lesionado desde el mes de diciembre, es probablemente la operación de préstamo que mejor le ha salido al combinado albiazul en mucho tiempo. Al contrario que Álex Balboa (Huesca) o Alan Godoy (Mirandés), el delantero vallisoletano no solo está siendo titular, sino que además ha asumido un protagonismo sin igual, con ocho dianas en 16 apariciones como pepinero -el pichichi de Segunda lleva diez-.

Desde que debutó con el primer equipo del Alavés el 2 de enero del 2022, a las órdenes de José Luis Mendilibar, Jesús Owono ha podido disputar un total de nueve partidos como albiazul: uno de Primera, otro de Segunda y siete de Copa del Rey. Ha dejado la portería a cero en seis ocasiones y, pese a su falta de continuidad, siempre ha evidenciado que cuenta con aptitudes para convertirse en un guardameta de garantías.