La continuidad de Florian Lejeune es una de las incógnitas que tendrá que despejar el Deportivo Alavés en las próximas semanas. De vuelta de su cesión en el Rayo Vallecano, el central francés debe ser, según palabras de Sergio Fernández, “un pilar fundamental en la configuración de la plantilla”, pero eso no quiere decir, ni mucho menos, que no esté en el mercado. Sobre todo, si se recibe alguna oferta económica interesante por sus servicios.
Lejeune, de 32 años, llegó al Paseo de Cervantes en la temporada 2019-20 –en calidad de cedido procedente del Newcastle– y, al término de la misma, el club babazorro pagó por su traspaso, firmándole hasta 2024. Es decir, al defensor galo solo le resta una de las tres campañas que acordó en su día. Su última oportunidad, por tanto, de demostrar por qué la entidad albiazul apostó por él para que marcara diferencias en el núcleo de la zaga.
Un propósito que sí ha conseguido en Vallecas –también en Ipurua y Montilivi anteriormente–, pero no en Mendizorroza, y eso que no le han faltado oportunidades. Buena muestra de esto último es que, en su primer curso con el Alavés, fue titular en 34 de las 38 jornadas del campeonato liguero. Desgraciadamente, incluso con la plena confianza de Pablo Machín, Abelardo Fernández y Javi Calleja, dejó una sensación demasiado agridulce.
Si bien es cierto que, junto a Víctor Laguardia, Lejeune trató de ser un líder y, al mismo tiempo, asumió con naturalidad la labor de sacar el balón jugado, fue su nivel defensivo el que dejó dudas entre los aficionados del Glorioso. Y no porque este fuera bajo en términos generales, que no fue así, sino debido a que, en la mayoría de los partidos, acabó cometiendo algún error flagrante, de esos que acaban en gol o condicionan al portero.
Pese a ello, el Alavés decidió ficharlo en propiedad, confiando en que su segunda campaña en Mendizorroza sería mejor que la primera, pero ni mucho menos. De nuevo indiscutible en la defensa (2.698'), sin importar quién estuviera en el banquillo, se señaló al galo como uno de los culpables del descenso de categoría, por lo que su marcha en verano fue, incluso, bien recibida; en especial, a sabiendas de que el Alavés necesitaba renovarse.
Ahora bien, el Lejeune que dejó al Glorioso en Segunda División muy poco o nada tiene que ver con el que se ha visto durante esta última temporada, y de ahí nace el dilema que puede haber en Mendizorroza. Como integrante del Rayo Vallecano, a las órdenes de Andoni Iraola, el francés ha sido uno de los mejores centrales de LaLiga y, en circunstancias así, prescindir de él no tiene sentido, siempre y cuando no llegue alguna oferta interesante.
A lo largo de su cesión de un año en tierras madrileñas, el galo ha disputado 31 partidos de Liga, todos ellos como titular, y ha marcado cuatro goles. Algo que, si el Alavés no hubiera logrado el ascenso a la élite, le habría llevado de vuelta directamente al club franjirrojo, pues este ya había mostrado interés en aprovechar otra vez la cláusula que le permite marcharse cedido a la máxima categoría si el conjunto babazorro no está en ella.
Ese gran nivel es, sin lugar a dudas, el que le pedirá Luis García Plaza si, finalmente, Lejeune termina defendiendo la casaca albiazul, aunque, en esta ocasión, tendrá que ganarse sus oportunidades. A diferencia de en sus dos campañas previas en Mendizorroza, ahora el francés se encontrará ante una feroz competencia a la hora de pelear por un puesto en el centro de la zaga. Ahí, de primeras, Abqar, Sedlar y Maras parten con cierta ventaja.