Esté donde esté el Deportivo Alavés, siempre va a tener aficionados albiazules apoyándole, y la noche de ayer fue el mejor ejemplo de ello. Ya desde que llegó a Valencia la expedición albiazul estuvo bien arropada y durante los 130 minutos que duró el encuentro en el Ciutat de Valencia las más de 300 gargantas albiazules no dejaron de animar al Glorioso. 

Allí comenzó la celebración junto a todos los seguidores que se situaron en esa esquina del córner reservada para la afición visitante y que difícilmente podrán olvidar el 17 de junio de 2023. Los incondicionales acompañaron a los futbolistas prácticamente hasta la puerta de su autobús, y cuando aterrizaron en Vitoria, pasadas las cuatro de la madrugada, ahí estaba de nuevo la afición, en este caso quienes no tuvieron la fortuna de poder viajar a Valencia.

Pese a las intempestivas horas a las que llegó el equipo a la capital alavesa y cierto retraso del vuelo, alrededor de 300 seguidores babazorros estuvieron esperando en la puerta de Foronda a la llegada de sus ídolos, a los que recibieron como auténticos héroes. Ya desde más de una hora antes de su aterrizaje, incondicionales de todas las edades comenzaron a apelotonarse tras las barreras dispuestas por los cuerpos de seguridad y arrancaron con los primeros cánticos pese a que el Alavés aún estaba de camino.

La alegría y las ganas de celebración se impusieron por goleada al sueño y cuando los futbolistas y el cuerpo técnico babazorro aparecieron por la puerta la explosión de júbilo fue total. En el momento en el que los héroes entraron en la recepción, se encontraron con aluvión de aplausos, felicitaciones y cánticos. No dudaron en atender a todas las peticiones de fotografías que les pidieron los aficionados, se sumaron a cánticos como el “Súbete con nosotros al tren que te lleva a Primera otra vez” y pasaron un buen rato agradeciendo el apoyo a quienes se acercaron.

Los futbolistas albiazules cantaron y brincaron durante los cánticos de celebración, mientras algunos aficionados, incapaces de contener su júbilo, se juntaban con la plantilla a saltar y a cantar. Esta escena, que sucedió en la recepción del Aeropuerto de Foronda, se repitió en cuanto cruzaron la puerta con otros tantos seguidores que rodearon la entrada al autobús babazorro.

La efusividad y alegría fue máxima, aunque se respetó en todo momento a los jugadores y al cuerpo técnico y no hubo que lamentar situaciones incómodas. Si la plantilla tenía ganas de fiesta, los aficionados todavía más y en Foronda, a las cuatro de la madrugada, se vivió el aperitivo de lo que será la guinda de la fiesta mañana en la Virgen Blanca a partir de las 17.30 horas con la llegada de los futbolistas a las 19.45 horas tras recorrer las calles de la ciudad con el autobús. Si lo que ocurrió en el aeropuerto fue especial, la acogida cuando lleguen a la balconada de la Virgen Blanca puede ser memorable.