Hace poco más de una década, cuando el Deportivo Alavés, con su futuro en el aire, peleaba por abandonar la Segunda B, el Lugo de Quique Setién emergió como una auténtica excepción. Alejado del ideario popular de la categoría de bronce, el técnico cántabro logró que un pequeño equipo gallego, acostumbrado a merodear la zona tranquila de la tabla, sorprendiera a todos sus oponentes gracias a su juego combinativo y de posesión.

Un estilo de entender el fútbol que, alejado del escenario profesional, solo era popular en el grupo 3, donde catalanes y valencianos se mostraban orgullosos para luego, a la hora de la verdad, caer eliminados en los play off ante cualquier rival bien plantado, pero que la escuadra lucense hizo propio y perfeccionó hasta lograr el ascenso a 2ª División por medio de una final de infarto contra el Cádiz en el Nuevo Mirandilla.

Desde entonces (2011-12), el Lugo se ha mantenido en LaLiga SmartBank gracias a su capacidad para gestionar y aprovechar al máximo sus limitados recursos, pero esa bonita aventura, impensable para muchos de sus aficionados, podría terminar pronto. A falta de 12 jornadas para el final del campeonato, los gallegos portan el farolillo rojo y se encuentran a doce puntos de la permanencia, la cual, en la actualidad, limita el Real Oviedo. 

Esta situación, eso sí, no ha sido ninguna sorpresa para los asiduos del Anxo Carro, donde el enfado ya solo apunta al palco. Después de varios años sin sobresaltos, en los que se miró más hacia arriba que hacia abajo, la escuadra rojiblanca acumula cinco campañas flirteando con el descenso y esto, en la gran mayoría de casos, no suele tener buen final. Y si no, que se lo pregunten al propio Alavés, que está en Segunda por eso mismo.

Taichi Hara, decisivo en el último duelo entre el Lugo y el Alavés en el Anxo Carro. Área 11

Asimismo, la herencia de lo ocurrido a lo largo del último lustro no es el único motivo por el que el Lugo está en peligro de despedirse de la categoría de plata después de once temporadas consecutivas en ella. A lo anterior se le han sumado varios condicionantes como, por ejemplo, la marcha de su mejor futbolista y máximo goleador, Chris Ramos, al Cádiz en el reciente mercado invernal, lo cual supuso un varapalo para la plantilla. 

IÑIGO VÉLEZ DE MENDIZÁBAL, AL MANDO

Y a esto último, obviamente, también hay que añadirle la inestabilidad que ha habido en el banquillo durante toda la campaña. El lunes se vio forzado a abandonar su cargo Joan Carrillo, quien había dirigido al equipo solo cinco partidos, y el club gallego ha encomendado el milagro al gasteiztarra Iñigo Vélez de Mendizabal, cuarto entrenador del curso. Este, cabe mencionar, se encontraba en paro desde que fue cesado de su cargo al frente del Amorebieta hace un año.

Aun así, el Alavés no puede fiarse, sobre todo tras la derrota frente al Villarreal B en La Cerámica. Aunque las opciones del Lugo sean cada vez más limitadas, y las decisiones que se están tomando no inviten a que sus seguidores sean optimistas, la realidad es que una victoria en el Paseo de Cervantes podría suponer una inyección de confianza y esperanza que los babazorros, pensando en sí mismos, deben evitar.