El Deportivo Alavés afronta este martes una emocionante eliminatoria de octavos de Copa ante el Sevilla. El Glorioso, que quiere pasar página del último varapalo sufrido en el campeonato doméstico ante el Oviedo, recibirá en una noche de gala en Mendizorroza a una escuadra que está inmersa tanto en una profunda crisis institucional como deportiva

Este mismo bloqueo de resultados y sensaciones en el que se encuentra sumido el cuadro dirigido por Sampaoli ha propiciado que esté luchando, a estas alturas de competición, por escapar de la zona de descenso.

El Sevilla, que a través de la presencia de Monchi en la dirección deportiva se había caracterizado por tener buen ojo para reinventar sus plantillas curso tras curso, no ha dado con la tecla en esta temporada a la hora de suplir las sensibles bajas. Las salidas en el centro de la zaga de Kounde y Diego Carlos, por los que el conjunto de Nervión ingresó cerca de 80 millones de euros, no se han visto reemplazadas por piezas de nivel y esta fragilidad defensiva ha provocado, en parte, el viacrucis hispalense. 

Y es que el mercado de fichajes obrado por Monchi no ha estado a la altura de lo que se le exige a un Sevilla que ha de competir tanto en las competiciones europeas como en liga. Las firmas de Isco, Dolberg y Januzaj, que a priori podrían elevar la calidad del conjunto andaluz, han resultado un fiasco sin paliativos

La retaguardia, una línea que tuvo que ser reinventada tras el adiós de dos puntales que ofrecían una gran seguridad a todos los niveles, no incorporó defensores de nivel. La apuesta de la dirección deportiva fue la de reclutar a Nianzou, un joven de 20 años, a cambio de 16 millones de euros

Todo ello ha generado un caldo de cultivo peligroso en territorio hispalense. Anidó la sensación de que cada decisión tomada por el Sevilla, que destituyó a Lopetegui tras caer ante el Dortmund en fase de grupos de la Champions, correspondió más bien a una permanente improvisación. 

Sin reacción pese al cambio de entrenador

El relevo asignado para el banquillo no fue otro que un viejo conocido como Jorge Sampaoli, un técnico conocedor del Sánchez Pizjuán y que aceptó hacerse cargo del conjunto andaluz siempre y cuando se rubricasen nuevas incorporaciones. Sin embargo, el técnico argentino no ha podido brindar al cuadro hispalense el punto de inflexión deseado tras la  disputa de diez jornadas. Su futuro está en entredicho y en algún mentidero ya ha surgido el nombre de José Bordalás como posible recambio.

Lopetegui se despide de José Castro Raul Caro

De hecho, de los 30 puntos disputados hasta la fecha tras el adiós de Lopetegui, el Sevilla tan solo ha obtenido diez de ellos. Los de Sampaoli tan solo han ganado dos compromisos ligueros, han empatado en cuatro ocasiones y han caído en otras cuatro; la última de ellas hace escasos días ante el Girona. Este pobre bagaje de puntos es lo que no le ha permitido al conjunto andaluz poner tierra de por medio con los puestos de descenso

De ahí que el Sevilla afronte ahora una de las semanas más determinantes de su temporada. Después del choque ante el Alavés, los de Sampaoli se miden al Cádiz en lo que a día de hoy es un duelo directo por escapar de la zona de descenso. No hay duda de que para los hispalenses, decimoctavos con 15 puntos, la máxima prioridad no es otra que la de escalar posiciones en la tabla. 

Con los titulares en Copa

No obstante, la Copa es el escenario ideal para que el Sevilla dé un golpe sobre la mesa y pueda disputar una final en una temporada decepcionante. No hay que olvidar que en el torneo del KO cualquiera puede alcanzar la final y a esto es a lo que se aferra la escuadra sevillana. De hecho, en la última eliminatoria de dieciseisavos de final, que fue un derbi andaluz ante el Linares, Sampaoli apostó por un once de gala para obtener el billete de octavos

El Sevilla salió al estadio de Linarejos con toda su artillería y algo similar es lo que puede suceder este martes en Mendizorroza. Y es que en aquel enfrentamiento el cuadro blanquirrojo compitió con dos campeones del mundo como Acuña y Montiel y también contó con la creatividad y el olfato goleador de futbolistas diferenciales como Lamela o En-Nesyiri.