Hay muchos entrenadores que, pese a encontrarse en una mala racha de resultados, prefieren mantenerse fieles a la idea que han transmitido hasta ese momento y optan por variar lo mínimo posible sus alineaciones. Algo respetable, como cualquier otra forma de entender el fútbol, pero que no va acorde con el estilo de Luis García Plaza, quien, en su primer bache importante al frente del Deportivo Alavés, no ha dudado en probar distintos onces en busca de una reacción que, desgraciadamente, aún no ha conseguido.

En concreto, desde la derrota ante el Granada, el técnico madrileño ha hecho un total de 17 variaciones. Muchas de ellas obligadas, pues ha tenido que hacer frente a diferentes lesiones y, sobre todo, sanciones, pero otras tantas por simples decisiones técnicas. Una determinación, eso sí, nada inesperada, porque varios albiazules que hasta la decimoséptima jornada habían sido decisivos ya no lo estaban siendo tanto como consecuencia, entre otras cosas, del desgaste físico producido por la escasa profundidad de la plantilla.

Buena muestra de lo anterior es que, a la hora de revisar las alineaciones que ha elegido Luis García en las cuatro derrotas consecutivas de su equipo –dejando a un lado el duelo copero contra el Mérida–, uno puede observar que solo un jugador ha estado presente en todas ellas. Y este último, como es lógico, no ha sido otro que Antonio Sivera, cuya suplencia hubiera sido una importante sorpresa, sobre todo teniendo en cuenta que su rendimiento últimamente ha estado por encima de la media de sus compañeros.

De todas formas, también son dignos de mención los casos de Abdel Abqar y Miguel de la Fuente, quienes, al contrario que otros estandartes, siempre que han estado disponibles han sido igual de imprescindibles que el guardameta de Jávea. Y con razón, en realidad, porque sin la seguridad que aporta el defensor marroquí atrás, afincado ya en la posición de central diestro, y el trabajo en ataque del nueve vallisoletano, mucho más móvil, aunque con escaso gol, que Taichi Hara o Mamadou Sylla, el Alavés pierde mucho potencial.

Luego, entre los que han visto reducido su protagonismo, las suplencias más llamativas –no por nivel, pero sí por nombre– han sido las de Luis Rioja, Salva Sevilla, Benavídez y Duarte. El extremo sevillano no fue parte del once babazorro en La Rosaleda, al igual que el centrocampista y el lateral almeriense, y en su lugar Luis García prefirió dar minutos al canterano Abde, también titular contra el Levante. Quien sí jugó ante el Málaga fue el pivote uruguayo, cuya nula participación en la visita de los granotas fue sorprendente.

EL ESQUEMA, INTACTO

Ahora bien, pese a que ha probado variantes de todo tipo en sus últimas alineaciones ligueras, donde han entrado todos los integrantes de su plantilla a excepción de Mahmoud Abdallahi, Jesús Owono y Álex Balboa –incluidos los dos últimos, eso sí, en la Copa–, lo que no ha modificado el entrenador madrileño, al menos de inicio, ha sido su archiconocido esquema: el 4-2-3-1. Y eso que, cabe recordar, su mediapunta incontestable, Jon Guridi, no fue de la partida en Tenerife.

Luis García ha priorizado ante todo mantener el dibujo que tan buenos resultados le había dado en los meses de agosto, septiembre, octubre y noviembre y solo ha contemplado hacer variaciones en ese sentido durante el transcurso de los encuentros, cuando el Alavés ha intentado, sin éxito alguno, remontar resultados adversos. Algo que, eso sí, puede haber estado condicionado por la falta de opciones en ataque, puesto que, hasta el regreso de Mamadou Sylla, el preparador albiazul solo ha podido contar con dos delanteros naturales.

Está por ver, entonces, si la presencia del nueve senegalés, o la incorporación de un nuevo delantero a lo largo del mercado invernal, permite a Luis García probar distintos esquemas en la segunda vuelta. Aunque, en ese caso, la cuestión sería a quién quitar de la medular, que ha sido la zona más aclamada del Glorioso hasta ahora.