El varapalo que el Deportivo Alavés sufrió el pasado viernes en Los Cármenes fue muy duro, pero no inesperado. Aunque no se conocía en qué momento llegaría, Luis García Plaza llevaba varias semanas avisando de que la dinámica albiazul era excepcional y que, tarde o temprano, sus pupilos sufrirían un traspiés en su camino, al igual que han tenido, por supuesto, otros candidatos al ascenso directo como la UD Las Palmas, actual colíder de la división de plata junto al conjunto babazorro con 34 puntos.

La derrota frente al Granada, eso sí, no fue como otra cualquiera. Por si el mero hecho de dar por finalizada una racha de ocho jornadas sin perder –una más si se cuenta el duelo copero ante el Lleida– no era decepción suficiente, el Glorioso se marchó del feudo nazarí con una sensación muy amarga; esa que se aparece cuando uno ve que, en apenas 20 minutos, se le ha ido de las manos un partido que se le había puesto a favor. Además, por mediación de una actuación arbitral cuando menos polémica.

Ante esta situación, la duda que puede volver a aparecer en la mente de los seguidores alavesistas es si dicho desenlace hará mella en la plantilla albiazul o si esta, por el contrario, lo empleará para hacerse más fuerte. Algo que, dada la extrema igualdad que reina en la Segunda División, puede ser determinante, pues los rivales por el ascenso seguro no van a desaprovechar cualquier nuevo signo de debilidad que pueda mostrar la escuadra gasteiztarra en las próximas jornadas.

Afortunadamente, el de Los Cármenes no es el primer varapalo que el Alavés ha sufrido esta temporada y, además, cuenta entre sus filas con un entrenador que ha sabido manejar a la perfección las distintas dinámicas que han ido surgiendo hasta el momento. Buena muestra de ello es que, tras el traspié (3-0) contra el Burgos en El Plantío, donde los babazorros, poco efectivos en ataque, también se quedaron con un regusto más amargo de lo habitual en la derrota, no llegó una mala racha, más bien todo lo contrario.

En concreto, desde aquel 8 de octubre en tierras burgalesas, y hasta el 2 de diciembre en suelo granadino, el Glorioso sumó cinco victorias y cuatro empates que le llevaron, por un lado, a liderar la categoría de plata en solitario –y posicionarse así como favorito para coronarse campeón de invierno–; y, por el otro, a la segunda ronda de la Copa, en la que se verá las caras con Mérida el día 21 de este mes en el Estadio Romano. Es decir, no hubo ningún signo de que el equipo fuera a desmoronarse.

Además, no fue solo cosa de resultados. Hasta la derrota del viernes en Los Cármenes, el Alavés estaba mostrando su versión más competitiva, inteligente y seria. No la más acertada en ataque, eso sí, pero sí la más expeditiva en defensa, con solo dos goles encajados en nueve partidos. Y esto último sin olvidar, asimismo, el hecho de que los albiazules han conseguido hacer de Mendizorroza un fortín, lo que debe ser uno de los pilares para terminar logrando el objetivo dentro de unos meses.

Expedición al Heliodoro

Todo ello, sumado al buen ambiente que hay día a día en el vestuario, sobre el que han hablado muchos jugadores y el propio Luis García infinidad de veces, es motivo más que suficiente para confiar en que lo sufrido en suelo nazarí sea simplemente un accidente. Y los babazorros lo podrán demostrar, sin ir más lejos, este miércoles en el Heliodoro, donde les espera un Tenerife que no está completando una buena primera vuelta y que necesita sumar sí o sí para reengancharse a la pelea por los puestos de promoción.