Sufrir sobre el césped para que la afición disfrute en las gradas de Mendizorroza; eso es el Deportivo Alavés de Luis García Plaza. Un equipo que, sin importar el escenario o el rival, se deja la piel cada jornada y compite mejor que nadie. Algo que, sumado a su pegada en ataque, le sirvió este domingo al cuadro babazorro para vencer por 3-1 a la Ponferradina y, de esta manera, sumar tres puntos que, además de mantenerle invicto, le colocan como líder en solitario de la categoría.

A la esperada ausencia de Aleksandar Sedlar, quien, al no poder entrar en la convocatoria por sus problemas musculares, dejó su sitio a Nikola Maras, el técnico madrileño incluyó una segunda novedad en el once: Luis Rioja. Tras dos partidos sancionado por la trifulca del Anxo Carro, el extremo andaluz regresó a la lista y lo hizo con galones; es decir, ocupando la banda izquierda desde el inicio en detrimento del Abde Rebbach, al que, eso sí, muy poco o nada se le había podido reprochar en sus anteriores actuaciones.

Lo positivo, en la línea de lo anterior, es que Rioja saltó al césped dispuesto a ser protagonista. Nada más arrancar el encuentro, el once babazorro se mostró muy activo y, en la primera acción peligrosa, volvió a demostrar que, si está en óptimas condiciones, es un jugador diferencial en Segunda División. A los nueve minutos de juego, concretamente, cazó un balón en la frontal y, sin tiempo para que ningún visitante se interpusiera en su trayectoria, lo envió al fondo de la red con un potentísimo zurdazo.

A lo largo de esos primeros compases del partido, el Glorioso aprovechó las dudas de los bercianos –muy nerviosos, a la vez que obcecados, a la hora de salir jugando desde atrás– y solo le faltó algo más de acierto en los últimos metros para ampliar su ventaja. Algo que terminó ocurriendo también en la primera mitad, pero no sin antes celebrar una gran intervención de Sivera, que evitó el tanto del empate en un mano a mano, provocado por una inesperada pérdida de Benavídez, ante Sabit. 

Respecto al segundo gol alavesista, lo cierto es que llegó de manera muy similar al que abrió la lata. Cuando el reloj estaba a punto de marcar la media hora de encuentro, Miguel De la Fuente recibió dentro del área, prácticamente solo, un buen pase de Rioja y superó a Makaridze, de nuevo flojo en el primer palo, sin demasiadas dificultades. Un 2-0 que le puso muy a favor las cosas al conjunto gasteiztarra y que, sin embargo, no fue suficiente para poner rumbo a los vestuarios sin una sensación agridulce.

Porque, pese a estar dos goles por debajo en el marcador, la Ponferradina, muy dominadora en niveles de posesión, siguió insistiendo. Primero a través de José Naranjo, quien, en un lanzamiento directo de falta, volvió a exigir la estirada de Sivera; y después, esta vez con mayor éxito, por medio de Dani Ojeda. El atacante canario cazó un rechace tras una acción de estrategia y, sin apenas oposición, recortó distancias mediante un potente golpeo, con el tiempo ya cumplido, que provocó las maldiciones de Luis García en la banda.

En la segunda mitad, sin embargo, el técnico madrileño sí que pudo estar más tranquilo. Aunque el balón continuó en poder de los bercianos, las ocasiones más claras fueron del Alavés y esto influyó positivamente en el marcador de Mendizorroza. Después de que Lukaku, Amo y Makaridze evitaran el 3-1 de Guridi, Duarte y Miguel respectivamente, el gol de la sentencia terminó llegando gracias a un centrochut de Rioja, otra vez en primer plano, que desvió un futbolista visitante, Yuri, hacia su propia portería.

A partir de ese momento, los cambios tomaron el protagonismo de la contienda –Luis García dio entrada a Toni Moya, Javi López, Rober, Taichi Hara y Abdallahi– y, si alguien pudo variar el electrónico, fueron los locales, quienes, eso sí, pudieron disfrutar del espectacular ambiente triunfal que se vivió en el Paseo de Cervantes, a donde acudieron más de 12.000 espectadores para ver al actual líder en solitario de Segunda División.