El Deportivo Alavés se lleva el XXI Trofeo Villa de Laguardia tras imponerse en los penaltis al Sporting por 9-8 después de que el partido acabase con un empate a uno. El cuadro de Luis García, que afrontó el penúltimo amistoso de pretemporada con varias sorpresas en el once, ofreció ante los pupilos del Pitu Abelardo dos versiones totalmente opuestas durante el transcurso del partido. Una primera mitad en la que el Glorioso fue sólido en defensa y dañino en ataque, pero una segunda parte en la que estuvo casi a merced del conjunto rojiblanco, que gozó de las ocasiones más claras del duelo.

Luis García, inmerso en su tarea de encontrar las piezas que mejor encajen en su engranaje y, en este sentido, de realizar todo tipo probaturas de cara al estreno liguero, perfiló un once en el que tan solo seis jugadores repitieron titularidad tras el amistoso ante el Oviedo. A través de un 4-4-2, el técnico madrileño apostó por una delantera formada por Hara y Sylla, unas bandas a cargo del descaro de Abde y el temple de Jason, una medular sostenida por Balboa, del filial, y Toni Moya, y finalmente una retaguardia en la que Arroyo y Javi López fueron los laterales y Abqar y Tenaglia los defensas centrales, tan solo unos metros por delante de Owono. A expensas de lo que pueda deparar el último mes de mercado, el futbolista argentino volvió a ser de la partida en el eje de la zaga y el carril derecho estuvo ocupado por Arroyo, que aportó solvencia y clarividencia a partes iguales. 

El Alavés planteó una actuación muy sólida desde el pitido inicial. El cuadro albiazul, consciente de que es más poderoso con el balón, quiso apoderarse del esférico y, para ello, los de Luis García orquestaron con una gran coordinación una presión adelantada que puso en apuros la salida del Sporting. A raíz de los metros recorridos por la pareja conformada por Sylla y Hara, el Glorioso llegó a las segundas jugadas con mayor frescura y las ocasiones más claras fueron de color azul y blanco. La primera fue precisamente para el atacante senegalés, quien a través de su insistencia en la presión envió alto un disparo a los cinco minutos del encuentro.

Fue tal la diferencia de ritmo entre los contendientes durante el primer tramo del duelo que ya en el minuto 10’ la escuadra gasteiztarra se adelantó en el casillero a través de un envío de córner milimétrico por parte de Moya que el zaguero Abqar remató, prácticamente sin mirar, al palo largo de Mariño. El Alavés fue amo y señor de las acciones de la primera mitad. Sin apenas concesiones en defensa y, después, con las ideas claras a la hora de llevar a cabo una presión adelantada que genera intranquilidad en la escuadra rival, los de Luis García llegaron al descanso con la portería a cero y dando la sensación de que los jugadores están interiorizando la idea futbolística del madrileño. 

Tras la reanudación, los dos entrenadores agitaron el árbol en busca de una reacción de sus jugadores. El técnico asturiano puso sobre el césped de El Prao a referencias como Djuka y Cote, la última incorporación realizada por los rojiblancos. Luis García, por su parte, dio entrada a Sedlar y Guridi por Arroyo y Hara, este último algo desapercibido.

El Sporting dio un paso al frente durante la segunda mitad, en la que la típica tormenta de verano generó más de un resbalón que dificultó la toma de decisiones de los 22 protagonistas. Con un ritmo de ida y vuelta más que de control por parte del Glorioso, el conjunto rojiblanco dio sus primeras advertencias sobre la portería defendida por Owono. Y esas llegadas se transformaron en el primer tanto del conjunto de Abelardo. En el minuto 55’, la ambición de Djuka provocó un despiste de Sedlar en el cuerpo a cuerpo y el ariete montenegrino, que se adueñó del cuero, puso un centro que Arguelles definió sin ningún tipo de problema en la meta albiazul ya que Tenaglia se resbaló en su intento de despeje. 

A partir del empate rival, la temperatura del duelo aumentó exponencialmente. Ninguno de los contendientes quiso esconder sus armas y el partido se puso más bronco que en la primera mitad. A veinte minutos del final del encuentro, el canterano Balboa necesitó la ayuda del equipo médico tras una dura acción y, por ello, el centrocampista guineoecuatoriano abandonó el terreno de juego siendo relevado por Benavídez. En esa misma ventana, el técnico babazorro dio entrada a De la Fuente y Rioja por Sylla y Jason. Unas sustituciones más que necesarias ya que el Alavés no se encontró consigo mismo durante esta fase del duelo.

A poco menos de un cuarto de hora para el cierre llegó la ocasión más clara del encuentro. Rioja envió a la defensa un pase erróneo que derivó en un mano a mano entre Djuka y Owono pero, por fortuna para los intereses gasteiztarras, el guardameta local minimizó el espacio entre el ariete y la portería y detuvo con total maestría una jugada que fácilmente podría haber decantado la balanza.

Mientras que las ocasiones para el Alavés fueron prácticamente inexistentes durante el tramo final, el conjunto sportinguista creció con el paso de los minutos y, de no ser por la falta de efectividad, pudo haber aumentado su renta en el marcador. A falta de un minuto para el pitido final y con el Glorioso prácticamente partido y sin orden sobre el tapete, Juan Otero envió al palo un disparo que podría haber evitado la tanda de penaltis. Pero la acción de los visitantes no fue la definitiva. En el último segundo De la Fuente se plantó solo en el área, pero no pudo materializar la última jugada del partido y la resolución del XXI Trofeo Villa de Laguardia se decidió desde los once metros.

Tras una maratoniana tanda y pese al fallo de Rioja, que envió el cuarto lanzamiento a las nubes, el Alavés se hizo finalmente con el torneo gracias a un fallo de Arguelles y el postrero tanto de Abqar, quien con una frialdad pasmosa alojó el balón al fondo de las mallas.