Entender y adaptarse a la idiosincrasia de un equipo como el Deportivo Alavés no es tarea sencilla, porque, entre otras muchas cosas, se aspira no solo a ser profesional sobre el césped, sino también a demostrar que se está dispuesto a defender el escudo de la misma forma que lo haría un gasteiztarra. Ahora bien, en el momento que un futbolista consigue implicarse a ese nivel, se gana el favor de Mendizorroza y, en consecuencia, nunca más va a sentirse solo tanto si está teniendo una buena actuación como, sobre todo, si no es así.
Este apoyo incondicional que ofrece la grada se ve potenciado, además, cuando se trata de un jugador cuyas principales características son la intensidad, el esfuerzo y la garra. Tres propiedades que definen, sin duda, a Gonzalo Escalante, quien, pese a haber llegado hace pocos meses a la capital vasca, ya ha evidenciado ese compromiso que se ha explicado previamente y, por ende, se ha convertido en uno de los favoritos -y, al mismo tiempo, una de las esperanzas en la utópica permanencia- del público babazorro.
No obstante, el centrocampista argentino no está conquistando a la afición albiazul gracias únicamente a su carácter y defensa de la entidad, la cual fue protagonista en su comparecencia posterior a la derrota del sábado pasado en Madrid, sino también por su sorprendente capacidad goleadora. De la etapa ya finalizada de José Luis Mendilibar, principal valedor de su incorporación después de tenerlo como su principal estandarte durante varias temporadas en el Eibar, lo poco salvable han sido sus tres tantos.
Y es que la aportación del rocoso argentino no solo se está limitando al aspecto defensivo. A pesar de que, sobre el papel, ocupa una demarcación bastante retrasada, Escalante también se está sumando al ataque desde segunda línea. Algo que, a lo largo de su estancia en el Paseo de Cervantes, echó mucho de menos Javi Calleja, cuya faceta ofensiva llegó a depender exclusivamente de la pericia de Joselu Mato.
Además, por si completar esa función no fuera ya una mejoría suficiente para el Alavés, Escalante lo está haciendo con un notable acierto de cara a portería. Buena muestra de ello es que, en apenas once partidos -nueve de ellos como titular-, se ha convertido, con tres tantos, en el segundo máximo goleador del equipo solo por detrás de Joselu Mato, quien alberga 12 dianas en su imponente cuenta particular.
Gran noticia, sin duda, para los intereses del Glorioso, pero que, de igual manera, evidencia por enésima vez la alarmante contribución en ataque de futbolistas como Pere Pons, Luis Rioja o Edgar Méndez. Tres hombres con, a priori, gran vocación ofensiva que, además, contaban con la confianza de Mendilibar y que, no obstante, solo han firmado un gol cada uno, lo que también ha permitido a Laguardia y Loum, ambos con dos aciertos, colocarse por delante en ese ranking.
Respecto a la naturaleza de los tantos del dieciséis albiazul, lo curioso es que dos de ellos -los que le marcó al Granada y al Atlético de Madrid- han sido en jugadas estándar, método mediante el cual, cabe recordar, los gasteiztarras han tenido muchos problemas durante todo el curso. La diana restante, eso sí, llegó a balón parado en la muy agridulce visita de los babazorros al Coliseum Alfonso Pérez.
Por todo lo anterior, no es para nada sorprendente que Gonzalo Escalante sea, en la actualidad, un fijo en las alineaciones albiazules. Al igual que tampoco lo es que Loum, siempre que se encuentre bien físicamente, va a ser su fiel acompañante. Ahora bien, la principal duda que merodea la mente del nuevo cuerpo técnico alavesista encabezado por Julio Velázquez es, por un lado, si optar por tres centrocampistas es la mejor opción y, en ese caso, quién debe ser el elegido para completar el trivote, pues, hasta ahora, el rendimiento de ese último jugador siempre ha estado por debajo del de los dos anteriores.
Desde que se anunció su cesión procedente del Lazio, Escalante ha ido recuperando ritmo de competición semana a semana hasta volver a ser el todoterreno que necesita el Alavés en su medular. Esto es, alguien que abarca muchísimo campo, está siempre bien posicionado -y disponible para sus compañeros en las ayudas- y que se muestra como un auténtico obstáculo para los rivales que se lo encuentran de frente cuando tratan de encarar el área de Fernando Pacheco.