África es un territorio completamente desconocido para la gran mayoría de los aficionados al fútbol. Ni siquiera durante la celebración de un torneo continental, como el que ganó el albiazul Mamadou Loum hace casi dos meses con Senegal -o en el que también participaron los canteranos Jesús Owono y Álex Balboa defendiendo la camiseta de Guinea Ecuatorial-, provoca que el público europeo mire con excesiva atención a lo que sucede al sur de sus fronteras.

Sin embargo, como todo en la vida, que algo no sea mediático no significa que no exista. En ocasiones, aquello que pasa desapercibido tiene incluso más valor que lo que se muestra en las portadas y, en lo que respecta al mundo del balompié, el mencionado continente es un gran ejemplo de ello. Porque, pese a que tratar de predecir lo que sucederá en las próximas décadas es, sin duda, un acto de valentía, cada vez son más los profesionales de este deporte que apuestan por que el futuro será africano.

Esto último, sin ir más lejos, lo tienen muy claro en el Deportivo Alavés, donde, desde que se regresó a Primera División en 2016, se ha instaurado una importante estructura de captación que señala a África, entre varios lugares más, como uno de sus objetivos principales para reforzar las categorías inferiores. Tarea que, cabe mencionar, está comandada en la entidad del Paseo de Cervantes por Rafa Ruiz Coco, pero siempre, eso sí, bajo la aprobación de Sergio Fernández.

A lo largo del año, Rafa se desplaza varias veces a tierras africanas y allí, acudiendo a los torneos sub-20 que organizan los clubes y las escuelas locales, selecciona talento en función de las necesidades “tanto futbolísticas como económicas” de la Academia del Alavés. Además, lo hace sin prácticamente informes previos, pues, al contrario que en España o en otros países, el conjunto babazorro solo cuenta con un colaborador externo, el cual trabaja en Senegal, en todo el continente.

“Viajo con bastante frecuencia a África. Salvo en abril, que es el peor momento para ir debido a que muchos futbolistas son musulmanes y, por ende, cumplen el Ramadán, nos mandan invitaciones prácticamente cada mes. Ahora bien, voy a campo abierto. Sé lo que necesitamos, porque nos centramos en perfiles muy específicos que no tengamos ya en la cantera, pero no lo que me voy a encontrar”, manifiesta el ojeador cordobés durante su conversación con este periódico.

En los últimos cuatro años, la estructura gasteiztarra ha observado, según señala el propio Rafa Ruiz, nada menos que 1.200 jugadores africanos y, entre ellos, 80 han sido calificados como “interesantes”. No obstante, hasta ahora al menos, solo siete han terminado llegando a Vitoria. “Hay diferentes razones por las que mantenemos a esos futbolistas en lista y no intentamos ficharlos. Algunos son menores de edad y no pueden venir todavía; otros, simplemente, no cumplen con las necesidades que el club tiene en estos momentos; y, por último, están los que creemos que deben completar allí su formación”, explica.

Senegal, Burkina Faso, Malí, Costa de Marfil, Camerún, Nigeria, Ghana, Marruecos y la República Democrática del Congo son los países más frecuentados y, aunque en esos lugares la competencia por las promesas es feroz, el Glorioso parte con una ventaja que no tiene en otros mercados. “En España, con la predominancia del Barça, el Real Madrid, el Atlético, etc., es imposible que podamos acceder a los perfiles diferenciales, puesto que los tienen controlados desde muy pequeños. En África, sin embargo, sí tenemos más opciones. No porque los equipos más potentes de Europa no estén allí, que sí lo están -sobre todo los franceses-, pero sí debido a nuestro protocolo de actuación, el cual, al no contar con tantos trámites, nos permite anticiparnos”, argumenta.

Asimismo, un factor que se debe tener muy en cuenta es que el Alavés no abona ninguna suma a los clubes y las academias locales en derechos de formación, que son los que habilitan los traspasos. Estos oscilan, dependiendo de la trayectoria de cada futbolista, entre los 300.000 y los 350.000 euros y, a diferencia de otras entidades más pudientes en lo económico, la albiazul intenta evitar esas tasas negociando un contrato por objetivos, cuyo desembolso principal, obviamente, se produce si el jugador llega al primer equipo.

Entonces, si las diferentes partes alcanzan un acuerdo y el joven africano aterriza en Vitoria, este inicia un proceso de adaptación en el que el fútbol, curiosamente, va a ser lo menos importante. “Tenemos un protocolo de acompañamiento muy marcado. Nos preocupamos en todo momento de que esos chavales tengan lo necesario (móvil, tarjeta de crédito, etc.) y les empezamos a meter en vena lo que es el Deportivo Alavés para que poco a poco se vayan identificando con sus valores”, cuenta Rafa.

Además, la academia les pone un profesor particular de castellano, también les enseña hábitos de alimentación, y no es hasta más de un mes después cuando se les empieza a meter en dinámica de vestuario. “Muchos clubes creen que ponerles a jugar y competir nada más llegar es la mejor opción, pero nosotros no lo vemos así. Preferimos trabajar con ellos de manera individual mientras se adaptan en todos los sentidos. Aunque, eso sí, es cierto que aprenden muy rápido”, subraya.

Tal y como se ha mencionado previamente, el objetivo del Alavés con esta labor de captación en África -y posterior desarrollo- es abastecer a su cantera de perfiles que no nacen en Vitoria para que, algún día, puedan ser útiles en el primer equipo. Algo que, de momento, solo han conseguido Mahmoud Abdallahi, ahora en Croacia, y Stephane Keller, aún en el filial, pero en el que el conjunto babazorro tiene depositadas muchas esperanzas.

“En términos generales, la valoración del trabajo realizado es positiva. Hay que tener paciencia, porque los jugadores africanos que hemos fichado todavía son jóvenes, pero, con mucho esfuerzo y un poco de suerte, alguno llegará ahí arriba. Además, en mi opinión, el futuro va a ser suyo. Son fuertes, competitivos y, gracias a la evolución futbolística que están teniendo en sus respectivos países, ya no están exentos de calidad como antaño”, concluye.