La afición respondió, pero el equipo no lo hizo. Este sábado, ante un Mendizorroza con la mejor entrada de la presente campaña, el Deportivo Alavés no cumplió con las expectativas y compró aún más boletos para descender a Segunda División. Además, de manera especialmente dolorosa, pues, tras remontar el gol inicial del Granada gracias a un tanto de Gonzalo Escalante y otro de Manu Vallejo, la escuadra albiazul se vino abajo y acabó cayendo por 2-3.
Al contrario que en las últimas semanas, y como consecuencia del alto ritmo de juego que propuso el cuadro nazarí, el Alavés comenzó la contienda ejerciendo una presión bastante menos constante en la salida de balón del contrario, pero sin permitir, eso sí, completa libertad. Algo con lo que los visitantes se sintieron cómodos y que aprovecharon para, poco minutos después del pitido inicial, dar un primer susto a las gradas del Paseo de Cervantes en un mano a mano que Luis Milla, por medio de un gran desmarque de ruptura a un pase profundo de Collado, remató al lateral de la red.
Tras esta ocasión, la cual desperezó a los albiazules, el duelo se convirtió en un ida y vuelta en el que ambos equipos pudieron adelantarse. Sin embargo, siendo fieles a la falta de efectividad mostrada a lo largo de toda la temporada, ninguno de los dos lo hizo en la primera mitad. Y eso que el Glorioso tuvo a su favor, incluso, un penalti que le detuvo Maximiano a Joselu, quien, en su séptimo lanzamiento del curso, vio cómo su racha desde los once metros -hasta ese momento de seis aciertos consecutivos- llegaba a su fin.
Previamente, el portero del Granada hizo una muestra de reflejos magnífica en un saque de esquina que, en el área pequeña, Petrovic envió a su propia portería; y, más allá de eso, lo restante fue sufrimiento. Al igual que la zaga nazarí mostró sus carencias -la mayoría relacionadas con su falta de contundencia-, la defensa gasteiztarra también sacó a relucir las suyas y, en cada balón a la espalda, los pupilos de Rubén Torrecilla pudieron encarar con mucha facilidad la meta protegida por Pacheco.
No obstante, el gol de los granadinos, que fueron los encargados de estrenar el electrónico, no llegó mediante una pelota en profundidad. Ya en la segunda parte, y a través de en un córner, Escudero aprovechó el lanzamiento de Collado para encarar el área desde segunda línea y, con una sorprendente volea, anotar el 0-1 ante la mirada atónita de los futbolistas babazorros. Ahora bien, golazo, sí; jarro de agua fría, no tanto, porque a la altura de la ejecución del defensor vallisoletano estuvo también la reacción del Alavés, que no dejó disfrutar a los andaluces.
Tres minutos después del tanto de Escudero -y también en un saque de esquina-, el conjunto vitoriano igualó la contienda por medio de un cabezazo de Escalante y, entonces, se vino arriba y avasalló al Granada hasta ponerse consumar la remontada. Algo que se consiguió gracias a Luis Rioja, quien, cuando corría el 56, envió un centro raso al área pequeña que Vallejo logró empujar para culminar la remontada.
Por desgracia, la contienda no terminó ahí e, incomprensiblemente, la batería del Glorioso se agotó por completo. Ni los cambios de Mendilibar, que utilizó cuatro -aunque, una vez más, de manera bastante errática-, ni los ánimos de su afición, la cual no estuvo en silencio en ningún momento, evitaron que los nazaríes dieran la vuelta al marcador con dos varapalos que, incluso, pudieron ser varios más.
Conscientes de la pasividad del Alavés, totalmente a merced del Granada, primero Antonio Puertas (2-2), de cabeza en una acción defensiva paupérrima de los locales; y después Luis Suárez (2-3), asistido por Machís al contraataque, mataron una final no definitiva, pero sí decisiva en la pelea de los babazorros por la permanencia.