Desde que fichó por el Deportivo Alavés, una de las palabras que más ha repetido José Luis Mendilibar en sus comparecencias ante la prensa ha sido "valentía". Sobre todo, a lo largo de sus primeras semanas como babazorro, cuando, a raíz de la casi nula proyección ofensiva de sus pupilos, el vizcaíno les exigía que mirasen más a la portería rival siempre que recuperaran la posesión. Un aspecto en el que, por cierto, parece que el conjunto gasteiztarra ha dado un paso adelante desde la victoria frente al Valencia en Mendizorroza.

Sin embargo, pese a que el técnico de Zaldibar tuviera razón por aquel entonces y, seguramente, la siga teniendo en la actualidad, la realidad es que resulta difícil que los jugadores del Glorioso demuestren esa osadía necesaria si, al mismo tiempo, ven cómo su entrenador se contradice y peca de conservador. Algo de lo que, cierto es, ya había dado alguna pequeña muestra previamente, pero que fue muy evidente durante la contienda de ayer ante el Getafe.

Y es que allí, en el Coliseum Alfonso Pérez, Mendilibar desaprovechó una oportunidad de oro para ser valiente. En concreto, fue en el minuto 31, cuando, con el empate a cero aún en el electrónico, el cuadro azulón se quedó con un hombre menos por la expulsión de Jorge Cuenca y, para sorpresa de todos, la reacción desde el banquillo fue nula, lo cual, salvo en un par de acciones, provocó que nadie notara la superioridad numérica de los albiazules.

Además, esa decisión de mantener el planteamiento inicial no fue momentánea, pues, hasta que Facundo Pellistri no sustituyó al centrocampista senegalés en el 84, el trivote defensivo de la medular se mantuvo completamente inamovible, aunque Enes Ünal hubiera marcado más de diez minutos antes; y la única variación que tuvo, ya en la segunda mitad, fue la entrada de Manu Vallejo, que relevó al goleador Edgar Méndez y se colocó en la banda.

En consecuencia, el Alavés no logró en ningún momento someter al Getafe y este, siempre cerca en el marcador, aprovechó el escaso avasallamiento visitante para empatar el encuentro en dos ocasiones y, de esta manera, evitar que los babazorros rompieran su mala racha lejos de Mendizorroza y asestaran un golpe crucial en su lucha por la permanencia en Primera División.

No obstante, que Mendilibar no agitara el partido tras la expulsión de Cuenca no fue sorprendente por el mero hecho de su discurso, también lo fue porque, previamente, ya había tomado decisiones así y, además, en situaciones menos favorables y evidentes. Por ejemplo, en el derbi frente al Athletic en el Paseo de Cervantes, el preparador vizcaíno no tuvo problemas en sustituir a Jason en el minuto 41 para meter más músculo al centro del campo mostrando así una capacidad de respuesta que no se vio en el feudo azulón.