Aunque históricamente el fútbol y la paciencia no han sido buenos compañeros de viaje, lo cierto es que los giros de timón en un proyecto, sobre todo cuando son tan radicales, requieren de un tiempo para encauzar el rumbo y mirar el horizonte con claridad. Esto último, precisamente, es lo que necesita el Deportivo Alavés de José Luis Mendilibar, quien, tras dos buenas actuaciones frente a la Real Sociedad y el Athletic, ha sufrido esta noche en el Benito Villamarín su primer gran varapalo (4-0) desde la llegada del técnico del Zaldibar.

Ahora bien, pese a que los tropiezos durante una transición sean inevitables, este no ha sido un traspiés como otro cualquiera. Al igual que en el Estadio de Vallecas, donde cayó por 2-0 ante el Rayo de Iraola, el conjunto babazorro se ha despedido demasiado pronto de sus opciones de sumar algún punto. Como en aquel día por tierras madrileñas, ninguno de los jugadores albiazules ha dado la cara sobre el césped e, incluso, se podría decir que en ningún momento han dado al choque la importancia que merecía -o esa, al menos, ha sido la impresión que han transmitido-.

En este sentido, para su tercer partido al frente del cuadro vitoriano, el técnico vizcaíno ha optado por mantener su esquema, pero, al igual que hizo contra los rojiblancos, ha realizado pequeñas variaciones a la hora de elegir las piezas para llevar a cabo su planteamiento. Esta vez, las novedades en el once han sido Laguardia, al que han acompañado Martín, Miazga y Duarte en la zaga para tratar de detener, sin éxito, las acometidas sobre la meta de Pacheco; Escalante, que ha estrenado titularidad al lado de Toni Moya -y cerca de Jason y Rioja, en las bandas-; y Edgar, como nueve reconvertido para formar pareja con Joselu.

Tal y como se ha adelantado, el dominio desde el pitido inicial ha sido para el Real Betis. Los hombres de Pellegrini han sabido cómo romper la dubitativa presión gasteiztarra y, solucionada esa problemática, no se han encontrado con ninguna oposición delante, lo que les ha permitido merodear el área albiazul en todo momento hasta que, finalmente, han abierto el marcador. Algo que, eso sí, no han hecho en su mejor acción, porque el 1-0 ha llegado en un lanzamiento de falta en el que Borja Iglesias le ha ganado la partida a Joselu y Miazga para cabecear al fondo de las mallas.

A partir de ese momento, en el que el cronómetro apenas había superado el minuto diez, el Alavés no solo no ha dado atisbos de poder reaccionar, sino que, siguiendo la tónica global de la presente temporada, se ha venido abajo y se ha dejado llevar por los verdiblancos, que, como es de esperar de un equipo en puestos de Liga de Campeones, han fustigado al máximo a los pupilos de Mendilibar. Tanto ha sido así que, antes de superarse la media hora de juego, Canales ha ampliado la ventaja.

Para ello, el atacante cántabro ha tenido que ejecutar desde la frontal uno de sus mejores remates del curso, pero, siendo eso cierto, también lo es que la medular y la zaga babazorra le han brindado todas las facilidades para hacerlo, pues, desde que ha recibido el balón en el centro del campo hasta que se ha plantado en la medialuna, nadie se ha cruzado en su camino.

Sin embargo, ahí no ha terminado el descalabro del Glorioso en la primera mitad. Y es que, por si todo lo anterior y el 2-0 no fuera suficiente, poco después Miazga ha dejado la imagen inocente del partido, ya que, en una jugada sin peligro alguno, el central norteamericano ha intentado una cesión al guardameta pacense e Iglesias, que se encontraba detrás, ha transformado ese pase en una asistencia para sentenciar la contienda a placer.

Tras el paso por los vestuarios, el Alavés ha mostrado, gracias a los cambios, un pequeño arreón, pero se ha difuminado tan pronto como Juanmi ha marcado el cuarto tanto bético. Este ha llegado en el minuto 53 y lo ha hecho, de nuevo, en un uno para uno que el delantero malagueño ha aprovechado para superar a Pacheco con una bonita vaselina, la cual ha servido como colofón a la fiesta que ha vivido la afición local en el Benito Villamarín.

Posteriormente, los de Pellegrini, por fortuna, han bajado el ritmo y, aunque se han mantenido a un gran nivel en defensa -impidiendo así cualquier oportunidad visitante-, no han querido hacer más sangre a un Glorioso que se encontraba tumbado en la lona sin opciones ni intención de levantarse.