- José Luis Mendilibar es un entrenador como los de antaño. De esos que van en chándal y no se llevan demasiado bien con la tecnología. Y eso, por supuesto, es muy especial. Porque, cuando uno ve dirigir y escucha hablar a un técnico como él, la mente se traslada a ese fútbol añejo, auténtico y de calle. Algo que está en peligro de extinción, porque va en contra de la evolución lógica del juego -y el negocio que le acompaña-, pero que los verdaderos amantes de este deporte valoran por encima de cualquier otra cosa.

Además, en el aspecto más personal, las apariencias engañan mucho con el de Zaldibar. Pues, aunque bebe mucho del típico míster veterano, súper exigente y cascarrabias que te mandaba dar vueltas y más vueltas alrededor del campo en infantiles, también es una de las personas más campechanas que cualquiera puede encontrarse dentro de este mundillo. Tanto, que tomarse unas cervezas con él siempre ha sido algo natural entre sus antiguos pupilos.

Entonces, a sabiendas de todo lo comentado y echando un vistazo a su trayectoria deportiva, no sorprende que Mendilibar haya sido el primer objetivo del Deportivo Alavés para renovar su banquillo. Sobre todo, si el propósito con su fichaje es establecer las bases para, por fin, plantear un proyecto a medio-largo plazo fundamentado en un estilo de juego muy claro y preciso. Ahora bien, para que esto sea posible, la permanencia se antoja como algo imprescindible y, desde la semana pasada, esta es la única meta en la que trabaja el vizcaíno, que tiene en sus manos la oportunidad de ampliar el récord de temporadas consecutivas del conjunto babazorro en la máxima categoría.

¿Cómo están siendo estos primeros días en el Alavés?

-Bastante ajetreados, como cada nuevo comienzo. Estoy intentando ponerme al día de todo, conocer a los jugadores de forma más cercana -también a los del filial- y acostumbrarme a las instalaciones. Eso sí, todo a marchas forzadas, pues, aunque tampoco lo hemos pedido, no tenemos mucho tiempo y hay que aprovecharlo al máximo.

En su presentación, comentó que había salido más contento del segundo entrenamiento que del primero, ¿han seguido los posteriores esa línea ascendente?

-Sí, estoy contento. Teniendo en cuenta que no es nada fácil adaptarse tan rápido a las exigencias y al estilo de juego de un nuevo entrenador, creo que estamos yendo por el buen camino. Sin ir más lejos, el otro día, frente a la Real Sociedad, el equipo me dejó buenas sensaciones a pesar de solo haber entrenado cinco días con nosotros.

¿Qué ambiente se encontró en el vestuario el primer día?

-Al contrario de lo que la gente piensa, cuando llegas a un vestuario nuevo lo normal es no ver ánimo bueno ni malo. Normalmente, lo que muestran los jugadores es expectación por conocernos; no creo que por estar en descenso o haber perdido el último partido alguien se pueda encontrar una atmósfera negativa. Sobre todo, están con los ojos y oídos bien abiertos para atender lo que se les dice y luego ponerlo en práctica.

El pasado domingo se estrenó frente al conjunto txuri-urdin, ¿cómo vivió esa vuelta a los banquillos?

-Con naturalidad. En verdad, no noté demasiado haber estado varios meses lejos de ese ambiente. Para mí, lo más novedoso fue el primer entrenamiento, el del pasado martes, porque significó volver a un día a día que había echado de menos durante bastante tiempo y que me hace muy feliz. En este sentido, una vez has completado ya varias sesiones, cosas como la del domingo son algo normal.

Normal, pero con nervios.

-No te creas, eh. Los nervios se tienen, sobre todo, cuando quedas en el hotel para comer con la plantilla o durante el calentamiento, que te quedas en el vestuario. Una vez empieza el partido, te centras en tu equipo y en el rival y te olvidas de todo lo demás.

¿Qué es lo que más le gustó de ese debut?

-Me gustó cómo apretamos arriba, que robamos balones en campo contrario y que no tuvimos miedo de jugar lejos de nuestra portería. Es un poco lo que siempre pedimos a los jugadores, aunque luego pueda salir o no. Pese a que nos crearon alguna ocasión y nos ganaron las espaldas varias veces, creo que contra la Real lo hicimos bastante bien. Fueron más cosas buenas que malas, vaya.

¿Y lo que menos?

-Cuando recuperamos el balón, tenemos que mirar más hacia adelante. Si yo anticipo a un contrario, este se tiene que quedar atrás y no poder defenderme; no me puedo frenar o pasar hacia atrás. Creo que uno de nuestros lemas o señas de identidad debe ser justamente ese y, por ello, tenemos que darnos vida en ese aspecto.

Entonces, eso último es lo que les pide a los albiazules para el choque ante los rojiblancos.

-Exacto. Es cierto que es un equipo muy diferente a la Real porque el Athletic es mucho más vertical y no va a querer tanto el balón en zona defensiva, pero sí, quiero que mis jugadores busquen la portería contraria todo lo posible.

¿Le parece exigente este inicio con dos derbis consecutivos?

-Lo es. Sin embargo, hoy en día creo que da igual contra quién te enfrentes porque, normalmente, nunca vas a ganar fácil y tampoco te van a golear. La clave es competir bien cada partido, porque, aunque cada encuentro tiene sus connotaciones, todos son complicados debido a que LaLiga cada vez está más equilibrada e incluso a los más grandes les está costando.

¿Ve capaces a futbolistas como Laguardia y Lejeune, que no destacan por su velocidad, de adaptarse a su idea de una defensa adelantada?

-Si un central es rápido, obviamente, mucho mejor, pero yo siempre he dicho que lo importante es ser veloz de cabeza, mente e intención para, de esta manera, anticiparte a lo que pueda hacer el contrario. En mi etapa en el Eibar, creo que tuve al defensor más lento de la categoría -en referencia a Iván Ramis- y, sin embargo, considero que fue el que mejor hizo lo de la defensa adelantada porque intuía muy bien las intenciones del rival. En la actualidad, todo el mundo habla de la importancia de ganar los duelos y yo, en cambio, lo que busco es que nos anticipemos a ese duelo. No quiero que mi equipo defienda bien los balones en el área, quiero que no envíen balones a nuestra área.

Y jugadores como Manu García, que no tienen tanto físico para el centro del campo, ¿tendrán sitio con usted?

-Depende de ellos. Te pongo un ejemplo, en mis últimos años en Ipurua jugué con Edu Expósito y antes lo hice con Joan Jordán, dos talentos. Eso sí, lo que les pido es que, aunque no destaquen por su físico, aprovechen su inteligencia y demás cualidades para robar balones. Si Manu y Moya consiguen eso y luego, encima, son buenos dando continuidad al juego y generando acciones para sus compañeros, tienen mucho ganado para tener minutos.

¿Qué importancia tiene la figura de Joselu en su esquema?

-Creo que a Joselu le puede venir muy bien la idea que tenemos de jugar por fuera y sacar muchos centros porque, en teoría, va a tener más opciones de remate que antes. Esto último, sumado a su ansia de gol, le convierte en una pieza clave. Además, otra cosa que me gusta de él es su facilidad para bajar a recibir el balón y jugar entre líneas, aunque, en ocasiones, tiene que intentar volver más rápido al área para que no perdamos la referencia.

¿Qué opina de las incorporaciones de Jason Remeseiro y Gonzalo Escalante?

-A Jason le conocí cuando entrené al Levante, que él estaba en el filial, y es un trabajador para la banda con buen golpeo y capacidad para sacar centros. Si se adapta a nuestro estilo, nos será muy útil. Por otro lado, a Escalante lo tuve varios años en el Eibar y es una persona ultracompetitiva, con un estilo muy particular que te puede gustar o no, pero que espero que contagie al vestuario.

¿Espera nuevos refuerzos? ¿En qué posiciones?

-A ver, creo que algo más va a venir. Ahora mismo, con la lesión de Ximo, estamos solo con Martín en el lateral derecho y ahí deberíamos traer a alguien. Sé que la dirección deportiva está mirando cosas, pero, para ello, también tendrán que marcharse algunos jugadores. De todas formas, el mes es largo.

“Cuando recuperamos el balón, tenemos que mirar más hacia adelante; no nos podemos frenar”

“Laguardia y Lejeune no necesitan ser rápidos, solo deben aprender a leer las intenciones del rival”

“Escalante te puede gustar más o menos, pero es alguien ultracompetitivo y espero que contagie eso al equipo”