Desde que dio sus primeros pasos como futbolista en San Viator, el sueño de Manu García siempre fue llegar a defender los colores del Deportivo Alavés. Esta oportunidad la consiguió en la temporada 2012-13, cuando el conjunto babazorro peleaba por ascender a Segunda División, pero para vivir ese momento tuvo que superar muchas adversidades con las que el fútbol puso a prueba su sacrificio, profesionalidad, pasión y determinación.

Después de varios años formándose en el equipo escolar del colegio gasteiztarra, la Real Sociedad llamó a su puerta y se lo llevó a Zubieta. Su etapa como txuri-urdin fue muy positiva y su rendimiento le llevó a ser convocado primero por las categorías inferiores de la selección de Euskadi y más tarde por las de la española, con la que compitió en un Europeo bajo las órdenes de Lopetegui. Tras abandonar Donosti, fichó por el Girona, que rescindió su contrato durante la primera pretemporada, y acabó en el Eibar, que a su vez lo cedió al Real Unión -protagonista esa campaña por ascender a Segunda y eliminar al Real Madrid en la Copa-.

Lamentablemente, el Eibar descendió a la División de Bronce, reclamó sus servicios y la oportunidad de continuar con los irundarras en una categoría superior se le esfumó al vitoriano. No obstante, su etapa como armero le brindó la opción de jugar por primera vez en Mendizorroza, algo que también haría con el Logroñés dos cursos después, cuando vivió uno de sus peores días como futbolista al ser expulsado en el que para él era el partido más especial de la temporada.

En 2012 el Alavés incorporó a Javier Zubillaga a su secretaría técnica y este tuvo claro que el fichaje a realizar era el de Manu García, con el que ya había coincidido en el juvenil de la Real. Ese día, cuando se presentó en la sala de prensa del Paseo de Cervantes, comenzó la leyenda del mejor capitán que ha tenido el Glorioso. Un alavesista de corazón que, después de 9 temporadas vistiendo la camiseta albiazul, ha decidido dar un paso al lado para volver a disfrutar desde la grada como un aficionado más.

Manu deja Vitoria después de haber disputado 308 partidos y haber marcado 19 goles. Seguro que todos esos tantos tienen un valor especial para él, pero hay cuatro en concreto que los aficionados babazorros jamás podrán olvidar. En orden cronológico, el primero (26-5-2016) fue el que le marcó al Bilbao Athletic en Lasesarre, que le valió al Deportivo Alavés para sentenciar un partido muy complicado y prácticamente asegurar su ascenso a Primera; el segundo (29-5-2016), lógicamente, el que abrió la lata frente al Numancia en el choque con el que los albiazules confirmaron ese ascenso ya mencionado; el tercero (21-8-2016), la primera diana del Glorioso en su regreso a la élite -ante el Atlético de Madrid en el Vicente Calderón-; y el último (6-10-2018), también en el descuento, el gol de la victoria frente al Real Madrid en Mendizorroza.