Iñaki Álvarez Ircio, artista con más de 40 años entre pinceles y, por si fuera poco, actor de teatro, no ha necesitado ni cinco minutos para dar color y sentido a nuestra visita a Salinillas de Buradón. Este pequeño pueblo de la Rioja Alavesa de apenas 100 habitantes guarda el que para muchos es ya uno de los tesoros albiazules de reciente creación más llamativos.

Nacida, como otras muchas, por un arrebato de inspiración, la obra alavesista de Iñaki arrancó hace exactamente un año. "Mi pintura requiere un esfuerzo mental tremendo, es casi hiperrealista. Por ello, cuando llega la época estival me salgo de la rutina e investigo nuevos estilos para seguir aprendiendo y, sobre todo, dejar a un lado el trabajo que ocupa gran parte de mi tiempo. Este año, con motivo del centenario, se me ocurrió hacer algo relacionado con el Alavés", explica mientras nos muestra varias de sus pinturas. Previamente, nos ha confesado que todo comenzó con un "voy a probar a ver qué tal me queda" y el resultado son ya más de 100 lienzos. Parece que le gustó el resultado. "Se me ha ido de las manos", comenta entre risas.

Jorge Valdano, Hermes Aldo Desio, Manu García y Víctor Laguardia son algunos de los jugadores que tenemos delante de nosotros ahora mismo. "Son apuntes rápidos donde intento buscar o captar un gesto o movimiento para que se reconozca al protagonista. Por eso los llamo garabatos, no son retratos", aclara. Estos "garabatos", como él los denomina, han cogido mucha popularidad a través de las redes sociales en los últimos meses y han llamado la atención de varios exjugadores como Antonio Karmona, Pablo Gómez o Alfonso Subero Tito -entre otros-, que no han tardado en pedir el suyo: "Mis favoritos por afecto hacia esas personas diría que son los de Natxo González, que fue de mi barrio, y Karmona. Eso sí, muchos me han sorprendido. Varios que elegí al azar, como el de Téllez, han acabado siendo muy preciados por la oportunidad de tener contacto con ellos. Al final, le vas cogiendo cariño al garabato porque también se lo coges a la persona a la que se lo has hecho".

Su trabajo coincidió con el inicio de la emergencia sanitaria, época de abundancia en cuanto al nacimiento de proyectos personales, pero en su caso es poco más que una casualidad: "Si no llega a haber covid-19, probablemente lo hubiese hecho igual. Una cosa no va con la otra. Lo cierto es que siempre he estado vinculado con la creación de contenido del Alavés. Participo en un blog llamado Gloriosopedia y también en la radio. Al estar tan metido en el tema, se me ocurrió hacer el primer garabato y le di rienda suelta a la emoción y la pasión".

Esa pasión que menciona por el Glorioso -y también por la pintura- la descubrió muy pronto. Su padre no fue especialmente alavesista, pero su hermano y él forjaron el sentimiento a escasos metros de Mendizorroza. "Nací en Salinas, pero con dos años nos mudamos a Vitoria-Gasteiz y mi balcón daba al campo. Desde muy pequeño iba a los partidos, entrenamientos y todo lo habido y por haber. Creo que fui de los niños que más faltó a clase para acudir a los entrenos. Tengo 59 años y he visto al Alavés en Primera Regional", recuerda con nostalgia.

Al preguntarle por las diferentes épocas que ha vivido como aficionado albiazul, su memoria se detiene conscientemente en los años modestos, que precisamente no fueron pocos: "Cuando yo más he disfrutado del Glorioso ha sido en Segunda B y Tercera. En aquellos tiempos iba a La General y allí el fútbol se vivía como una fiesta. No existía esa presión constante que hay ahora por mantenerse en Primera o subir de Segunda. Además, mi mujer y yo planificábamos los fines de semana según dónde jugara el Alavés y recorrimos todos los rincones de Euskal Herria en varias ocasiones". Asimismo, Iñaki describe con añoranza la relación que existía entre el club y la afición en aquella época, "la directiva y los jugadores eran muy cercanos por aquel entonces, no existía esa barrera de protección que hay ahora. Soy de los que se queda con el campo antiguo, el fútbol semiprofesional y los jugadores de a pie. Esos futbolistas eran más de casa, sentían los colores y te podías acercar a ellos sin problema, algo imposible a día de hoy".

Por otro lado, sorprende la naturalidad con la que se ha tomado el éxito de sus garabatos. La temática albiazul fue el inicio, pero ya ha tenido varias peticiones de otros ámbitos como el de la música o el teatro: "Soy consciente de que han gustado, pero me abstengo de lo que dice la gente y lo hubiera hecho igual si no hubiera tenido tan buena aceptación. Yo pinto lo que me da la gana y no lo que los demás quieren. Muchos se extrañan de mi pintura tradicional en la que recreo rincones perdidos, bicicletas viejas, tractores, etc., pero es lo que a mí me gusta y no pienso en su salida comercial". Asimismo, Iñaki se ofreció a colaborar con el club albiazul y crear algo especial con motivo del centenario, pero las conversaciones no fructificaron. "Me reuní con el Alavés y le ofrecí mis trabajos, pero la cosa se quedó ahí. Pensé que le iban a dar una importancia que finalmente no le dieron. Me gustaría hacer una exposición este año, pero está complicado por la pandemia".

Finalmente, el positivismo de la charla decae al mencionar la complicada situación por la que pasa el Deportivo Alavés, que a falta de diez jornadas para acabar la temporada en la máxima categoría continúa en puestos de descenso y no ha conseguido el crecimiento esperado con la incorporación del Pitu Abelardo. "Lamento decirlo así de claro, pero no creo que nos vayamos a salvar. La esencia de antaño se ha perdido esta campaña y somos irreconocibles. Soy muy pesimista, creo que somos uno de los tres peores equipos y no veo motivos que me den esperanza".