- Todos los equipos acostumbran a tener en su historial particulares bestias negras que, año tras año, son sinónimo de decepción y profundas heridas sin cerrar. Sin que exista motivo aparente para ello, los enfrentamientos directos contra estas escuadras terminan inclinándose siempre de su lado. En el caso del Deportivo Alavés este papel lo desempeñó durante muchos años el Athletic de Bilbao. Con el añadido de tratarse, además, de un vecino muy cercano con el que la inevitable rivalidad de los derbis siempre hacía acto de presencia.

A lo largo de las décadas, el plantel rojiblanco fue sumando todos los puntos que se pusieron en liza ante El Glorioso salvo un empate en el curso 54-55. Hasta que por fin, el 3 de diciembre del año 2000, en la 13ª jornada de Liga, se rompió esta fatídica racha. Dos goles de Contra y Javi Moreno (de penalti) permitieron a los de Mané remontar el gol inicial de Roberto Ríos y disfrutar de la primera victoria sobre los leones.

Lo que en su momento parecía un hecho aislada que amenazaba con no pasar de la anécdota se ha convertido afortunadamente en una sana costumbre con el paso del tiempo. Porque pese a lo que refleja la historia lejana, el actual sigo XXI se ha teñido de albiazul en lo que a los derbis hace referencia. Una tendencia que volvió a ratificarse el domingo.

El triunfo logrado gracias al cabezazo de Ely es el cuarto que suma el Alavés en los seis últimos derbis disputados en Mendizorroza y los otros dos (en las campañas 2018-18 y 2005-06) se saldaron con sendos empates sin goles. De hecho, el Athletic únicamente ha podido ganar en dos ocasiones este siglo en Vitoria. Fue en los ejercicios 2001-02 (2-3) y en el 2002-03 (2-4) que concluyó con el descenso albiazul. El resto de citas, sin embargo, son la evidencia de las nuevas costumbres que ha afortunadamente ha impuesto la entidad del Paseo de Cervantes frente al peso de la historia y su antigua bestia negra. La próxima campaña contará con una nueva ocasión para ampliar esta trayectoria.