- Si algo se ha puesto de manifiesto desde que el Deportivo Alavés comenzó a trabajar este curso es que presenta un importante déficit en la zona de creación. Una carencia que acostumbra a repetirse año tras año y para la que la escuadra albiazul no logra encontrar remedio. La calidad se cotiza alto en el parqué futbolístico y el club vitoriano no es precisamente de los que saca a relucir la cartera con facilidad. Como consecuencia, sigue sin dar con ese elemento desequilibrante que sea capaz de aportar la lucidez necesaria para encontrar la luz que ilumine la generación del fútbol gasteiztarra.

Con el escaso margen de maniobra que ha dejado la crisis del coronavirus a todos los equipos este verano, los agujeros resultan mucho más difíciles de tapar y así ha quedado patente en los dos encuentros que ha disputado hasta el momento El Glorioso. Tanto ante el Betis como frente al Granada la sala de máquinas albiazul no terminó de carburar y ese fue uno de los problemas que lastró el rendimiento del plantel.

El argentino Battaglia es el único refuerzo que ha llegado a Mendizorroza en esa zona, pero su perfil es claramente defensivo y no reúne las características necesarias para hacerse con el timón ofensivo del equipo. Un puesto que ahora mismo carece de dueño y no exclusivamente debido a la inacción desde los despachos del Paseo de Cervantes.

Suele decirse que al perro flaco todo se le vuelven pulgas y el Deportivo Alavés lo está experimentando en carne propia en este duro arranque de temporada. Porque si ya de por sí el margen de maniobra de Pablo Machín es bastante reducido, los imponderables lo han hecho aún más pequeño. De esta manera el capitán Manu García todavía no se ha recuperado del edema óseo que sufrió en el epílogo del pasado ejercicio y Tomás Pina se le unió el pasado sábado en la enfermería.

El castellano-manchego es, a priori, el integrante de la actual plantilla que mejor encaja en el perfil de centrocampista con capacidad de creación pero, tras jugar los noventa minutos contra el Betis, no pudo viajar a Granada por unas molestias musculares. Las pruebas a las que fue sometido ayer desvelaron que padece una microrrotura fibrilar en el isquiotibial derecho lo que, previsiblemente, le obligará a perderse varios encuentros más.

Y es ahí donde el horizonte albiazul comienza a ensombrecerse de manera peligrosa. Porque sin Manu García ni Pina la nómina de centrocampistas queda reducida a la mínima expresión. Un problema que todavía es más preocupante teniendo en cuenta que el dibujo táctico que más le gusta al entrenador alavesista requiere de la presencia de tres jugadores en la zona ancha.

En el Nuevo Los Cármenes la solución de urgencia implantada por el preparador soriano fue recurrir al joven canterano Abdallahi como compañero de Battaglia y Pons. Una opción que, por otro lado, no contaba tampoco con demasiadas alternativas. Porque, al margen de estos tres, los únicos centrocampistas que tiene a su disposición Machín son los integrantes del filial Sergi García y Pepe Blanco. El experimento solamente duró cuarenta y cinco minutos y en el descanso el técnico modificó su propuesta recuperando el 4-4-2 clásico y confiando el doble pivote al argentino y el catalán.

Una fórmula que podría repetirse el sábado contra el Getafe ante las más que previsibles ausencias de Manu García y Tomás Pina. Pero que pone de manifiesto el prácticamente nulo margen de maniobra del que dispondrá el equipo en esa zona puesto que las únicas variantes posibles son los tres jóvenes del filial sin experiencia en la máxima categoría.

Aunque el parte médico facilitado por el club no establece plazo de recuperación concreto para el centrocampista manchego, las roturas de fibras siempre requieren de la máxima cautela y más en el caso de un futbolista como Pina que ya ha pasado varias veces por este trance. Lo que supone un problema añadido teniendo en cuenta que el calendario no concede la más mínima tregua. De esta manera, tras medirse este sábado al Getafe en Mendizorroza, El Glorioso visitará al Villarreal entre semana y disputará la quinta jornada de Liga -el derbi frente al Athletic- el primer fin de semana de octubre. Un temible tridente para el que el concurso de Pina estará en el aire. Si tampoco llega la esperada recuperación de Manu García y el club no aprovecha los últimos días hábiles del mercado para reforzar su menguado centro del campo, el Alavés tendrá que afrontar este duro examen -al que llega necesitado de puntos- con su zona de creación en cuadro.

No es, además, la única baja importante a la que debe hacer frente el Alavés. Lucas Pérez, que tampoco pudo jugar el domingo en Granada, padece una sobrecarga en el isquiotibal derecho y es igualmente seria duda para el compromiso de la próxima jornada. El gallego estará entre algodones para tratar de estar en condiciones en esa importante cita pero se antoja igualmente complicado que, como mínimo, pueda actuar en plenitud de sus facultades.

Su ausencia resultaría igualmente sensible en los esquemas de Pablo Machín. Y es que la pareja formada por el siete albiazul y el también gallego Joselu Mato fue, sin ninguna duda, el principal soporte que permitió al combinado gasteiztarra conservar la categoría el pasado ejercicio. A diferencia de entonces, eso sí, la plantilla cuenta con una alternativa de garantías para cubrir el hueco que pueda dejar cualquiera de los dos.

De esta manera el brasileño Deyverson ya se estrenó como titular ante el Granada en su segunda etapa como albiazul y demostró que puede ofrecer una aportación interesante al grupo. Pese al escaso tiempo de trabajo compartido se entendió a la perfección con Joselu y entre ambos fueron capaces de generar más de un dolor de cabeza a la retaguardia andaluza.

Por último el sueco Guidetti, aunque continúa sin entrar en los planes del club, tendría una oportunidad para reivindicarse y mostrarse ante posibles pretendientes a la par que inyectar algo de aire fresco a la vanguardia vitoriana.