- Cuando se produce un relevo en el banquillo siempre se requiere de un tiempo de adaptación, pero en el caso de Pablo Machín esa condición es todavía más importante por las particularidades del estilo del técnico soriano, muy diferente al que emplean la mayoría de los entrenadores. Más que nunca, la pretemporada se presenta como un período fundamental de cara al nuevo curso, ya que los futbolistas tendrán que interiorizar muchos conceptos completamente novedosos con respecto a lo que venían haciendo hasta ahora y algunos, incluso, se verán obligados a cambiar su estilo habitual para adaptarse a las exigencias de un técnico que tiene las ideas muy claras.
El sistema de partida innegociable para el preparador de Gómara tiene como referencia la presencia de tres centrales que tienen que complementarse a la hora de realizar sus movimientos y aprender a jugar en un estilo que requiere ocupar unas posiciones a las que no están acostumbrados, pues van a estar obligados a abandonar su espacio natural para salir a defender a las bandas. Los carrileros, por su parte, vienen a ser una mezcla de laterales y extremos que tienen que recorrer el pasillo exterior en toda su amplitud y que requieren de un despliegue físico muy importante, así como de capacidad para poner en el área servicios de calidad.
La figura del pivote también tiene mucha trascendencia, pues es el encargado de generar juego con el primer pase, mientras que a los otros dos centrocampistas se les exige mucha movilidad y también criterio táctico para ocupar espacios y aportar tanto en ataque como en defensa. Quizá quienes menos novedades tendrán en su juego serán los delanteros, que tienen un trabajo que es más similar al que venían desempeñando anteriormente.
El estilo de Machín requiere de una preparación física excepcional -vendrá acompañado de un ayudante especializado, Jordi Balcells- y también de mucho trabajo de aprendizaje mediante el vídeo y la pizarra. Además, el soriano tiene predilección por el juego a balón parado, que también precisa paciencia.