Vitoria - Los derbis siempre son grandes momentos festivos y el de ayer tuvo un colorido especial. Más allá del azul y blanco alavesista y del tono rojo que aportaron los muchos seguidores del Athletic presentes en Mendizorroza -entre unos y otros se registró la mejor cifra de asistencia de la temporada, con 19.412 asistentes-, el estadio del Paseo de Cervantes contó ayer con muchos espectadores que acudieron ataviados con sus disfraces para asistir a una fiesta que no pudo tener un mejor desenlace para los albiazules. No en vano, el gol en el último minuto de Rodrigo Ely vino a desatar una explosión de alegría enorme.

La sesión había comenzado con la tradicional puesta en escena espectacular de Iraultza 1921 con un enorme tifo cubriendo todo el fondo de Polideportivo, en su parte central con cientos de banderines de la propia peña que comenzaron a ondear al viento mientras se elevaba el símbolo del colectivo en la frontal.

Si esa imagen hizo que los ánimos se encendiesen, que todo Mendizorroza cantase a capela el himno de Alfredo Donnay al mismo tiempo que el equipo entraba en el terreno de juego provocó que a muchos alavesistas se les erizase el vello. El sonido de toda la afición arrancando al unísono con el Bravo equipo albiazul queda ya para el recuerdo de una fiesta que comenzó y terminó de manera memorable.