Vitoria - Tranquilidad. Seguridad. Confianza. Esta serie de términos bien se puede aplicar a las sensaciones que el alavesismo tenía el viernes cuando abandonó Mendizorroza a última hora de la noche. El nerviosismo de los minutos finales del derbi contra el Eibar se quedó dentro del estadio, mientras que los tres puntos pasaban a engrosar directamente el casillero albiazul hasta alcanzar ya los veintisiete. El duelo vecinal era uno de esos partidos en los que se pone en juego mucho más que una victoria y el triunfo final vino acompañado de la reafirmación del buen momento que vive el equipo, eclipsado solo por la derrota en el último minuto sufrida contra el Levante. Si en la primera vuelta las dudas se habían cernido sobre Asier Garitano y su equipo tras firmar unos registros de aprobado raspado -lo que, no obstante, ya entonces fue suficiente para abrir brecha con respecto a la zona roja-, en el arranque de la segunda el cuadro alavesista transmite unas sensaciones mucho mejores y la imagen de que ha dado unos cuantos pasos adelante en su evolución es clara. La meta de los cuarenta puntos que sobre el papel certifican la permanencia se ha acercado mucho con este último paso de gigante en el derbi, lo que propicia contemplar por delante un horizonte despejado del que han desaparecido las dudas que fueron protagonistas en el cierre del pasado año.
El Glorioso ha conseguido, por fin, consolidar su idea y darle continuidad a los resultados positivos. Primero, desterrando el nefasto rendimiento que en la primera vuelta protagonizó como visitante. Los cuatro puntos logrados en todo ese giro inicial al calendario (empate en Getafe y victoria en Eibar) ya han sido igualados con el triunfo en el campo del Levante y la igualada frente al Sevilla. A partir de ahí, recuperar la fortaleza en Mendizorroza que se había perdido en las últimas comparecencias era el otro paso clave y eso se consiguió con el triunfo en el derbi del viernes.
Era un partido con mucho en juego entre dos contendientes completamente igualados, ya que la victoria reportaba tranquilidad al vencedor y la derrota mantenía estancado al perdedor en una zona de riesgo. A la espera de que la jornada se resuelva hoy -las miradas estarán puestas en el Celta-Sevilla y, sobre todo, en el Espanyol-Mallorca-, tras la derrota ayer del Leganés el descenso se encuentra en estos momentos a nueve puntos de distancia y los albiazules han conseguido dejar rezagados a los armeros. Tan importante como la amplia renta con la zona roja resulta que se metan equipos entre medias en la clasificación y poco a poco los albiazules se han conseguido situar en torno a la zona media de la clasificación.
Con estos suplementos de confianza y tranquilidad, al Alavés le vienen por delante semanas decisivas para acercarse definitivamente a esos cuarenta puntos -todavía hay que sumar trece más- que se marcó como objetivo mínimo cuando arrancó la temporada. Los cuatro próximos desplazamientos serán encadenados a los campos de los equipos que en estos momentos ocupan las cuatro últimas posiciones (Mallorca, Leganés, Espanyol y Celta) y en esos duelos directos se puede certificar la permanencia, para lo que es preciso estirar en el tiempo el buen rendimiento que los de Garitano han ofrecido en sus últimos desplazamientos. Mientras, en Mendizorroza la exigencia subirá de nuevo varios enteros, con el desfile inminente de varios equipos que pelean por Europa, como Athletic, Valencia y Real Sociedad.
El reto es finiquitar la permanencia, o dejarla prácticamente atada, en este periplo para después poder encarar con mayor tranquilidad todo el tramo final.