Vitoria - El Deportivo Alavés había trazado al comienzo del verano una hoja de ruta en su planificación de la nueva campaña que consiguió ir cumpliendo prácticamente punto por punto a lo largo de las primeras semanas del verano, pero que se torció por completo llegado el mes de agosto para dar como resultado una configuración de la plantilla que no corresponde fielmente con la idea que se había planteado por la falta de una última pieza de refuerzo en un ataque que se ha quedado muy escaso de efectivos, con solo tres delanteros y otros tantos extremos para los primeros meses de la temporada. El límite de gasto en sus plantillas que LaLiga impone a los clubes -y que desde la dirección deportiva se cifró hace unas semanas en alrededor de 38 millones de euros- ha supuesto un obstáculo insalvable a la hora de materializar algunas contrataciones deseadas, ya que al club le ha resultado del todo imposible liberar los elevados salarios de algunos jugadores que no entraban dentro de ese primer dibujo de plantilla que se ideó a principios del verano. Así, el resultado final dista del inicialmente esperado, sobre todo tras unas últimas horas de mercado frenéticas en las oficinas del Paseo de Cervantes, con múltiples operaciones abiertas y la constatación de que no se iban a poder cumplir todos los planes que se habían previsto, con la última incorporación deseada, Abdul Abdul Majeed Waris, aguardando hasta el último momento en la sede del club a la espera de que se liberase el dinero necesario para poder preceder a su inscripción, una cuestión que no se produjo al fracasar la negociación de salida de Dani Torres como también se habían frustrado las opciones de marcha de John Guidetti a lo largo del día.
La constatación de la continuidad en Primera División con amplio margen de tiempo le permitió a Sergio Fernández comenzar la planificación de la nueva temporada con mucho margen. Así, el primer paso fue concretar la incorporación de Asier Garitano para dirigir al equipo tras la marcha de Abelardo Fernández y se cerraron con celeridad los primeros acuerdos con jugadores relevantes y sus clubes de procedencia. Así, en las primeras semanas de mercado el club vitoriano aceleró con los fichajes de piezas llamadas a ser importantes como Lucas Pérez (West Ham), Pere Pons (Girona) y Joselu Mato (Newcastle), que supusieron en cada caso un importante desembolso económico en traspasos y también en salarios.
demasiados contratos Al tiempo que llegaban estos jugadores -el último en hacerlo fue otro destacado como Aleix Vidal, que el 28 de julio se convirtió en la primera incorporación a préstamo procedente del Sevilla-, también se fueron anunciando las incorporaciones de jóvenes futbolistas que venían a engrosar el plan de crecimiento del club a través del control de una cartera más importante de jugadores. Del Deportivo llegó con la carta de libertad Saúl García; del Sochaux se fichó a Olivier Verdon y Jeando Fuchs; y del Tigre mexicano, a Ramón Miérez tras su experiencia en el Istra croata. Todo ello sumado a la recuperación de los cedidos Javi Muñoz (Oviedo) y Ermedin Demirovic (Almería), Adrián Diéguez (Huesca), Anderson Emanuel y Rafa Navarro (Sochaux) o Nando García (Extremadura), amén de los futbolistas que habían militado la última campaña en el Istra.
De todo ese interminable listado -y que mayoritariamente responde a operaciones del club y no a la dirección deportiva-, en principio, la idea era mantener al centrocampista madrileño y al delantero bosnio en la plantilla, mientras que se buscaba salida al resto como cedidos. Un plan cumplido a medias, ya que la mayoría de los jóvenes que no entraban en los planes inmediatos del club tardaron mucho en encontrar acomodo -Saúl y Verdon lo hicieron el mismo lunes a escasas horas del cierre del mercado como cedidos y Nando rescindió su contrato- o ni siquiera lo hicieron -Fuchs y Rafa Navarro se quedan finalmente con ficha-, mientras que Demirovic, al que se quería controlar directamente este año en Vitoria, se vio obligado a salir al no tener espacio en la plantilla por la imposibilidad de dar salida a John Guidetti y la necesidad de liberar masa salarial.
En la figura del delantero sueco, y en la de Dani Torres, se explican los quebraderos de cabeza alavesistas en las últimas horas del mercado. El club necesitaba dar salida imperiosamente a estos dos futbolistas liberando sus sueldos -entre los dos rondan los 2,5 millones de euros- para acometer nuevas contrataciones, pero al constatar la imposibilidad de encontrarles acomodo a un coste asumible tuvo que optar por soluciones de emergencia, como la citada marcha del joven punta bosnio. Y ni así pudo acometer el último fichaje que deseaba realizar, la contratación de Abdul Mareed Waris.
Escaso margen de maniobra Y es que, desde la incorporación de Vidal el club se metió en un atolladero económico al verse limitado por el tope de gasto marcado por LaLiga. Las salidas de los jugadores descartados no se materializaban al ritmo deseado, ni en el caso de los que ya militaban en el club, de entre los que solo acabó saliendo Patrick Twumasi, ni tampoco en el de los jóvenes. Liberar masa salarial era una obligación para acometer las dos contrataciones que entonces se consideraban necesarias y la oportunidad de mercado se presentó con la oferta del Mónaco por Guillermo Maripán cuando ya todo hacía indicar que el chileno se iba a quedar en Vitoria. El ingreso -de algo más de quince millones de euros- permitió desbloquear la situación y ganar espacio para seguir fichando, pero la mejoría tampoco fue de un rango suficiente como para trabajar sin estrecheces. La salida del defensa obligaba a fichar un nuevo central, necesidad que se unía a las que ya existían anteriormente de un extremo y un jugador de ataque.
La solución para las bandas se dilató hasta el pasado viernes 30 de agosto con la cesión del escocés Oliver Burke, procedente del West Bromwich Albion. Un movimiento que, a toro pasado, se cerró que excesiva celeridad teniendo en cuenta que por entonces el club ya negociaba la cesión de Waris, un futbolista mucho más contrastado y que, al menos sobre el papel, parecía destinado a rendir desde el primer momento, mientras que el británico genera muchas dudas. Finalmente, el ghanés quedó relegado a ser el último fichaje, ya que se optó por reforzar antes la zaga con la llegada a préstamos de Lisandro Magallán del Ajax y la imposibilidad de dar salida a Torres o Guidetti frustró la llegada de esa pieza que hubiese completado el proyecto -ya con un delantero menos de los cuatro inicialmente previstos por la marcha de Demirovic y con la continuidad en la plantilla de un buen puñado de jugadores que no contaban para nada- de una manera más fiel a lo inicialmente previsto.