Vitoria - Con la marcha de Guillermo Maripán al Mónaco y Víctor Laguardia todavía de baja por lesión -situación en la que también se encuentra Ximo Navarro-, Asier Garitano se encontraba ayer con un problema serio para componer un sistema defensivo de garantías, la base sobre la que el técnico de Bergara plantea sus esquemas. El preparador guipuzcoano es de los que consideran que el camino hacia la victoria arranca con la seriedad en torno a la portería propia y la cuestión era ayer compleja con la ausencia de la pareja de centrales que estaba llamada a ser titular de nuevo esta temporada tras su excepcional rendimiento del pasado curso. Los temores quedaron del todo disipados con una actuación de enorme solvencia del cuarteto que salvaguardó a un Fernando Pacheco que solo tuvo que aparecer en una ocasión para salvar el solitario disparo de Corchia que supuso todo el peligro claro del Espanyol a lo largo de los noventa minutos. El resto de las aproximaciones de los catalanes, que tampoco fueron muchas, se toparon de bruces con la solidez de la zaga albiazul, convertida en todo un seguro de vida para los intereses de un Glorioso al que solo le faltó acierto en el remate para conseguir una segunda victoria basada en la seriedad defensiva.
Garitano resolvió el problema que le planteaba la ausencia de Maripán remodelando todo el flanco izquierdo de la zaga. Estrenó titularidad un Adrián Marín que corroboró con una actuación sobresaliente las buenas sensaciones que había transmitido en la pretemporada y Rubén Duarte abandonó su posición habitual en el lateral para ejercer de central, donde ya había actuado en la fase preparatoria.
El almeriense, que explotó a la perfección su punta de velocidad -una cuestión en la que no destaca tanto en una posición más exigente en este sentido como el lateral, pero que en el centro de la defensa le permite marcar diferencias-, conformó una pareja sólida con un Rodrigo Ely que cuajó una de sus mejores actuaciones desde que viste la camiseta albiazul. El brasileño ha tenido etapas de incomodidad cuando no ha estado respaldado por un central de garantías -su peor momento lo sufrió en el arranque del curso 2017-18, coincidiendo con la ausencia de Laguardia-, pero ayer se erigió en líder del entramado de contención, con buenas acciones de anticipación y contundencia por arriba. Mientras, en la derecha Martin Aguirregabiria estuvo de nuevo cumplidor.
Con un trabajo coral de enorme solvencia -no solo defienden los cuatro de atrás y el portero, sino que el trabajo de apoyo de los extremos y los tres mediocentros es fundamental para tapar los espacios-, el Alavés consiguió que Pacheco dejase su portería imbatida por segunda jornada consecutiva. Puede parecer una cuestión bastante normal, pero para los equipos humildes se trata de un logro bastante complicado de conseguir. Sin ir más lejos, en toda la pasada campaña el propio Glorioso solo lo logró en dos ocasiones (jornadas 8 y 9 y 16 y 17), siendo su tope a lo largo de su actual periplo en la máxima categoría tres partidos seguidos sin encajar en dos ocasiones: entre las jornadas 15 y 17 en la campaña 2016-17 y entre la 30 y la 32 en la 2017-18.
Mientras que el sistema ofensivo se va engrasando y los goles comienzan a llegar con cierta fluidez, la solvencia defensiva seguirá siendo el principal argumento alavesista a la hora de buscar los puntos. Una receta habitual los últimos años y en la que confía Garitano.