Vitoria - Acostumbran a asegurar los profesionales que llegan desde fuera de Vitoria para enrolarse en el Deportivo Alavés que el entorno del club, ya sea a nivel de aficionados o de prensa, es de los más cómodos que hay para trabajar porque el respeto suele ser la moneda de trato habitual. Por esa razón se hace tan extraño un episodio como el que se vivió el domingo en Ibaia durante el partido del filial albiazul contra el Escobedo, que concluyó con la intervención de la Ertzaintza para evitar que fuera a mayores el enfrentamiento dialéctico -en ningún momento se llegó a las manos- que el director deportivo, Sergio Fernández, tuvo con dos aficionados que se encontraban fuera del recinto y a los que posteriormente salió a enfrentarse. Las partes prefieren pasar página, pero es evidente que episodios de este tipo, con comportamientos poco adecuados por los dos lados según testigos directos, no pueden repetirse por la buena imagen del club. El insulto no es el vehículo para expresar una crítica -una cuestión desgraciadamente habitual en los campos de fútbol-, como tampoco es el método adecuado como respuesta.
Desde el Alavés no se produjo ayer posicionamiento oficial al respecto, pero según el club ya en la anterior eliminatoria contra el Compostela tanto Sergio Fernández como el presidente, Alfonso Fernández de Trocóniz, tuvieron que soportar algo más que críticas por la elección de Ibaia como escenario de los partidos del filial en la fase de ascenso. Unas reprimendas que ayer, durante la primera parte del encuentro y tras el gol del Escobedo, se extendieron a la planificación del fútbol base y que se acabaron convirtiendo en insultos graves al director deportivo, aunque desde la otra parte se asegura que el apartado de las descalificaciones arrancó de la boca del responsable albiazul. A pesar de la intervención de algunas personas que presenciaron la escena para intentar calmar los ánimos, la tensión se fue incrementado hasta que Sergio Fernández vio colmada su paciencia y decidió salir de la instalación deportiva en busca de las personas que le estaban insultando.
En ese momento, la aparición de la Ertzaintza zanjó la cuestión. Los agentes identificaron a los implicados y les expresaron que tenían la posibilidad de tramitar una denuncia por amenazas, una cuestión que no se va a producir. Los aficionados prefieren pasar página tras un suceso que consideran un mal trago, de los que quitan las ganas de seguir al equipo. Mientras, en el club se entienden las posiciones críticas, pero siempre que se manifiesten desde un respeto que, a su juicio, no existió el domingo. - DNA