Vitoria - El tiempo tiene la extraña -y por otra parte maravillosa- virtud de que cinco minutos puedan transcurrir a la velocidad de un suspiro o convertirse en la más lenta de las agonías. Algo que pudo comprobarse anoche en Mendizorroza cuando apenas trescientos segundos intrascendentes para la mayoría de los mortales se convirtieron en cuestión casi de vida o muerte para los miles de aficionados albiazules que se dieron cita en el Paseo de Cervantes. Durante ese breve lapso de tiempo, en el que probablemente no hubiesen reparado en cualquier otra circunstancia, comprobaron lo lento que pueden llegar a moverse las manecillas del reloj en lo que bien podría considerarse un nuevo tipo de tortura.

Se trataba, sin embargo, de un castigo autoimpuesto. Aunque, eso sí, por un buen motivo. Y es que los miles de seguidores del Glorioso que acabaron con sus uñas mientras aguardaban en los vomitorios y los bajos del estadio la luz verde para ocupar su localidad habitual aceptaron el sacrificio de abandonar momentáneamente al equipo de su corazón con un único propósito. El de dejar claro su rechazo absoluto y su más enérgica protesta ante los horarios a los que son condenados por la dictadura del negocio futbolístico.

Encuentros que, como el de ayer ante el Rayo, arrancan a las nueve de la noche de un lunes y dificultan sobremanera la asistencia a los campos de un gran número de aficionados o el desplazamiento de los hinchas de los equipos visitantes. Por eso, a iniciativa de Iraultza 1921, los seguidores de ambos conjuntos estaban llamados a dejar las gradas vacías durante los primeros cinco minutos de la contienda. Un llamamiento que no pudo resultar más efectivo.

Porque a las nueve de la noche el aspecto que presentaba el coliseo albiazul no podía ser más atípico. Asientos vacíos en todas las gradas -no más de 1.500 personas estaban en su sitio cuando el colegiado hizo sonar su silbato-, un silencio solo roto por los gritos de los futbolistas y una solitaria pancarta en la tribuna de preferencia en la que se leía un rotundo “No a la Liga entre semana”.

Un escenario que cambió por completo en cuanto el cronómetro alcanzó el minuto cinco y, bajo la estruendosa sintonía del “Tebas vete ya” los seguidores albiazules fueron ocupando su espacio natural hasta devolver a Mendizorroza su espectacular estampa habitual. Antes, ya habían dado su unánime e indignado grito de silencio.