0-1, minuto 14: Parejo. Derribo de Laguardia a Cheryshev tras un empujón clarísimo a Pina no castigado y Parejo pone el balón en la escuadra.
1-1, minuto 21: Bastón. Saque de esquina que le cae a Maripán y en el disparo del chileno se cruza el delantero madrileño para desviar con la rodilla a la red. 2-1, minuto 45+2: Pina. Saque de esquina tras el que Neto salva ante Maripán y Bastón, centro de nuevo que devuelve Laguardia y remacha Pina.
Amonestó a Laguardia (minuto 13), Wass (minuto 22), Navarro (minuto 25), Diakhaby (minuto 46), Torres (minuto 80), Pacheco (minuto 82). Expulsó al preparador físico del Alavés, José Antonio Morga (minuto 90), y amonestó también al entrenador albiazul, Abelardo Fernández, en el minuto 14.
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Vitoria - El Alavés ha cambiado de año subido en esa misma ola de optimismo que le empuja desde que, hace trece meses, Abelardo llegase a su banquillo. La vida le sonríe al Glorioso y ni siquiera en las peores circunstancias le acaba dando la espalda. En una primera parte de enorme sufrimiento ante un Valencia que tácticamente desarboló al cuadro albiazul después del 0-1 de Parejo en una acción precedida de polémica arbitral, los vitoriano se mantuvieron a flote a duras penas y fueron capaces de explotar el filón del balón parado para, sin apenas comerlo ni beberlo, darle la vuelta al marcador por mediación de Bastón y Pina justo al descanso. Sin necesidad de exhibición alguna, consiguió dos goles y, después, con toda la tranquilidad del mundo ató en corto a un rival que ya apenas hizo acto de presencia ni para inquietar el estado de satisfacción en el que el alavesismo vive instalado de manera permanente.
La baja definitiva a última hora de Marín le obligó a Abelardo a recomponer la defensa con lo justo, con Navarro en el lateral derecho y Martin ejerciendo de emergencia en el izquierdo. A partir de ahí, todo lo consabido, pues tampoco hay mucho más en el fondo de armario. En el otro banquillo, Marcelino tiró de solución táctica con un 5-3-2 para tratar de paliar con el cambio de dibujo su falta de efectivos. Una variante ante la que el preparador albiazul optó por un cambio en los extremos, con Ibai a la izquierda y Jony a la derecha.
Había empezado el encuentro con un tanteo entre los dos contendientes y sensación de frialdad, pero no tardó en calentarse con la entrada en escena del colegiado Medié Jiménez. El colegiado catalán, delante de su cara, no castigó con falta un empujón de Cheryshev sobre Pina, el ruso siguió la jugada y hubo de derribarlo Laguardia para que no se internase en el área. En medio de la bronca de Mendizorroza, Parejo ponía a los 14 minutos el balón en la escuadra de Pacheco y el árbitro se convertía, con todo el derecho del mundo, en el foco de las iras del alavesismo, del césped a la grada.
Se descentró El Glorioso por completo tras esta acción y a punto estuvo de naufragar ante las acometidas valencianistas por el costado derecho de una zaga albiazul debilitada por la presencia de un Laguardia renqueante tras la falta que propició el gol y con Navarro sufriendo en exceso. La tuvieron Cheryshev y, sobre todo, un Lato que no fue capaz de conectar un buen disparo con todo a su favor. Un suspiro de alivio recorrió todo el estadio.
Poderoso en la estrategia Estaba sufriendo el equipo, pero se encontró con dos de sus mejores argumentos para sacar petróleo. Una carrera de Jony que Diakhaby cortó en saque de esquina, servicio del asturiano desde el córner y un balón muerto que remató Maripán en primera instancia y remachó Bastón para exhibir olfato de goleador que es y empatar en el minuto 21.
El tanto era oxígeno puro para un equipo que no acababa de adaptarse a la disposición táctica del rival. Con Laguardia inseguro y probando constantemente el estado de su rodilla, los laterales largos de Marcelino y la movilidad de centrocampistas y delanteros causaban sensación de zozobra en cada ofensiva. Pedía el Alavés el descanso a gritos, sobre todo tras una ocasión clarísima de Rodrigo, pero, en medio de la enésima bronca a Medié Jiménez, se encontró con un tesoro. Ya en pleno descuento, con el minuto de rigor sobrepasado incluso, un saque de esquina embarullado que salvó Neto por dos veces ante Maripán y Bastón concluyó con el balón llegando de nuevo a zona de remate, un toque de Laguardia y la aparición de Pina para machacar a la red en pleno estallido de júbilo en Mendizorroza.
El subidón le duró al equipo hasta un arranque de la segunda parte que fue casi calcado al final de la primera. Una falta lateral botada por Jony, un cabezazo de Laguardia despejado por Neto y el segundo intento del central desviado. Un daño enorme en cada acción a balón parado, pero un meta que ponía todas las trabas posibles al gol. Tras esa salida fulgurante, el duelo vio rebajadas sus revoluciones. No requería el Alavés de más carbón en su locomotora y no era capaz el Valencia de sobreponerse a los tortazos. La sensación de riesgo había cambiado de acera, siendo los de Abelardo los que ponían en jaque a los de Marcelino.
Pasaban los minutos sin que absolutamente nada reseñable sucediese y el ambiente se enrarecía. Las eternas dudas de aguantar o ir hacia adelante ante un rival nulo de mordiente al que le costaba dar el paso al frente que requería. El frío se adueñaba del Paseo de Cervantes, cosa extraña, como si la propia grada se hubiese contagiado de la desgana del verde.
Para que la gente se calentase de nuevo hubo de perdonar el colegiado la segunda amarilla a Diakhby. Menuda tarde la de Medié Jiménez. En el esprint final se dio cuenta el Valencia de que iba perdiendo. Tras toda una segunda parte de minutos de la basura, el cuadro visitante se jugó el empate al balón parado o el fallo albiazul. Ni lo uno ni lo otro. La victoria la celebró el alavesismo, instalado en la felicidad.
De sufrir a dominar. El planteamiento de Marcelino le hizo mucho daño en los primeros minutos y el Alavés estuvo al borde del colapso tras el 0-1. Consiguió remontar antes del descanso con dos nuevos aciertos en acciones a balón parado y dominó por completo en la segunda parte, en ese siempre complicado ejercicio de equilibrismo entre atacar y defender el resultado. Magníficos números.
Arranque dubitativo. El Alavés lo pasó muy mal en los primeros minutos. Se adelantó el Valencia después de una acción polémica y tuvo el 0-2 el equipo visitante en un par de acciones salvadas con apuros. El 5-3-2 de Marcelino fue muy difícil de contrarrestar en la primera parte.
Pegada mortal. Cuando más sufría, el cuadro albiazul estuvo tremendamente acertado en una acción de estrategia que culminó Bastón para empatar a los 21 minutos. Ya en el tiempo de descuento de la primera parte, de nuevo en un saque de esquina -ya con el añadido cumplido- encontró petróleo Pina.
Le costó arrancar en el sufrimiento de todo el equipo, pero recompuso la figura y, tras el 2-1 del final del primer acto, firmó una segunda parte imperial, con muchos balones robados.
Le tocó actuar como lateral izquierdo y vivió un partido de bastante sufrimiento en el que apenas tuvo opción de disfrutar. No subió casi nunca y lo pasó demasiado mal.