Fallaron la gasolina, las piernas y la cabeza. Fallaron todos esos elementos en el momento justo y el Valencia salió vivo de Mestalla. Pudo haber sido la historia al revés pero la realidad terminó por imponerse al que habría sido un buen titular. El Pitu Abelardo lo había advertido en la previa. “Este equipo con muy poco te gana”. Y así ocurrió. Ganó la escuadra de Marcelino como entraba dentro de la lógica pero las sensaciones cayeron del lado de los vitorianos, como querían desde un principio. Tiene ahora el Glorioso una oportunidad y a ella se va a aferrar con uñas y dientes con la ayuda de su afición, el embrujo de Mendizorroza y, sobre todo, la recompensa de saber que el pase a una semifinal está a tiro. Mendi debe ser una olla a presión y el equipo mantener la misma actidu de las últimas semanas.