Vitoria - El cartel de jugones quizá les favoreció en un primer momento. Llegaron a Vitoria precedidos de un pasado más o menos glamuroso en las filas de aquel fantástico F.C. Barcelona de Pep Guardiola o el actual Valencia de Marcelino, con el que llegó a debutar en la primera jornada de Liga como pivote en el centro del campo acompañado de Parejo, pero la realidad y las circunstancias, muy a su pesar, les va a obligar a modificar su ADN futbolístico de manera exprés si pretenden recuperar el protagonismo perdido dentro de un once, en este caso el del Pitu Abelardo, que poco a poco va definiendo sus actores principales. Una película en la que desde que llegó el asturiano no parecen estar ni Bojan ni Medrán, como se decía, dos supuestos jugones que sin embargo manifiestan poco apego por el mono de faena. Lo suyo, según ha podido verse a lo largo de sus respectivas trayectorias, casa más con el cuidado del balón, el dominio de la posesión y esa línea de tres cuartos final donde se ganan los partidos si quien ejecuta ese último pase para el delantero de turno está dotado con ese sucinto pase que le convierte en único. Véase en su día a Iván de la Peña o Guti, véase hoy a Iniesta, Messi o Isco. A una escala inferior a la de estos superclases, también Bojan y Medrán parecen estar dotados de esa capacidad para ver y jugar entre líneas, sin embargo su problema en estos momentos, en este Alavés que sobrevive cada jornada con el agua al cuello en la zona más pantanosa de la clasificación, es que el capítulo para la floritura y la virguería no son prioritarios, y que ahora mismo lo que prioriza Abelardo es, además de la calidad, que se presupone a cualquier jugador de Primera División, un tremendo derroche físico para ser capaz de ejecutar una presión lo más arriba posible que evite a la línea defensiva del equipo estar muy pegada a la portería que defiende Pacheco. Justo el extremo contrario al que implementó en su día Gianni De Biasi, con jugadores muy juntos pero tremendamente acurrucados en apenas quince metros, lo que provocaba en cada partido una entrega absoluta de la posesión al rival de turno, que más pronto que tarde terminaba encontrando una fisura por donde colarse y acabar perforando la meta albiazul.

El dibujo de Abelardo pretende buscar otra cosa y transmite una sensación no tan defensiva como las de sus antecesores. Al menos esa es la percepción que deja en los tres partidos que lleva al frente del equipo y donde la mejoría ha sido notable con un balance de dos victorias y una previsible derrota el pasado fin de semana en el Wanda Metropolitano que bien podría haber quedado zanjada con un empate a tenor de lo visto sobre el terreno de juego. Una actuación también notable donde solo la falta de combustible en el tramo final del partido terminó por condenar a un plantel que ya empieza a reconocer a su once ideal. Un punto de partida donde Bojan y Medrán no están entrando de momento en los planes del técnico asturiano. Entre otras cosas porque para ocupar esa estratégica parcela en el centro del campo donde se ganan y se pierden los partidos, Abelardo parece haber dado con la pareja ideal, la formada por Tomás Pina y Manu García, dos veteranos que simultanean contención y llegada a partes iguales y que están siendo acompañados en las bandas por Ibai y Pedraza, sin duda el jugador más determinante hasta la fecha en las filas albiazules. Solo el desgaste físico o la amenaza de sanción administrativa por parte de alguno de estos dos centrocampistas están posibilitando a Bojan y Medrán a contar con algunos minutos de protagonismo dándoles un respiro, aunque bien es cierto que con escaso margen para la reivindicación por parte de ninguno de los dos. Algo parecido a lo que le ocurre a Christian Santos, a quien esos minutos de la basura a los que suele estar condenado como último remedio parecen no serle suficientes para explotar todo su potencial.

¿encajan con abelardo? En el caso del ex del Valencia, continúa ralentizando el juego Medrán cada vez que recibe la pelota en la zona de medios además de protagonizar demasiadas pérdidas en zonas de peligro, como se pudo volver a ver el sábado ante el Atlético, mientras que Bojan tiende a pasar desapercibido en los pocos minutos que está disputando últimamente hasta que logra infiltrarse entre líneas y no recibe de espaldas. Entonces sí, entonces el que fuera discípulo de Guardiola en aquel histórico equipo que, entre otros, llegó a ganar seis títulos en una temporada, saca a relucir su tremenda calidad para generar espacios y situaciones de peligro a favor de Munir, Santos o Burgui. Sin embargo, para un jugador de su nivel esto no es suficiente porque la irregularidad de Bojan le está penalizando sobremanera en lo que va de temporada hasta el punto de entrar en algunas de las quinielas que le situarían fuera del Alavés en el mercado de invierno debido a su escaso protagonismo dentro del equipo y su elevada ficha. Como quiera que en el cuaderno de bitácora de Abelardo la presencia de este tipo de jugadores sí tienen cabida, será labor del técnico asturiano convencer a uno y a otro de que su presencia en el vestuario no solo es buena sino que resulta necesaria para el equipo, más allá de que el minutaje de cada uno no esté a la altura de su carrera.

Medrán. El exjugador procedente del Valencia ha participado hasta la fecha, y de forma irregular, en once partidos con el Alavés (802 minutos) en los que ha anotado un gol (el 0-2 ante el Levante) y protagonizado ochos disparos a puerta.

Bojan. Llegó procedente del fútbol inglés con la vitola de ‘crack’ pero hasta la fecha su concurso está resultando esporádico y decepcionante. Apenas suma 249 minutos como jugador del Alavés hasta el momento.