Vitoria - Cuando se produjo su llegada al banquillo del Deportivo Alavés, Abelardo Fernández se negó a hablar de partidos decisivos cuando se había de afrontar el duelo con el Girona y, seguidamente, en la previa del duelo contra el Las Palmas aseguró de nuevo que todavía quedaba mucha temporada por delante para revertir la situación. No le faltaba razón al preparador asturiano en el sentido de que la competición ni siquiera ha atravesado todavía por su ecuador, pero no menos cierto es asegurar que sin la victoria en esos dos compromisos el horizonte en estos momentos se pintaría del negro más absoluto. Esos seis puntos consecutivos son los que permiten mirar al futuro con cierta esperanza, pero el calendario más inmediato presenta antes del parón navideño un nuevo encuentro que, inevitablemente, lleva aparejado el calificativo de decisivo. Si El Glorioso consigue ganar al Málaga el sábado, regresará a la competición en enero enganchado a la pelea por la permanencia. Si, por el contrario, fracasa en ese objetivo y no es capaz de superar al equipo de Míchel, la cotización de las acciones vitorianas en esa batalla perderán una parte muy importante de su valor, que tampoco es que sea demasiado alto.
El objetivo marcado por el equipo desde el nefasto arranque de temporada pasaba por acercarse lo máximo posible a la veintena de puntos en la primera vuelta para no necesitar de un segundo giro al calendario heroico después para optar a la salvació. Los seis puntos que se sumaron con Gianni De Biasi en sus cinco primeros partidos dieron esperanzas, pero el hundimiento posterior con el italiano propició que todo se volviese a ver muy negro. La llegada de Abelardo sirvió para reactivar al equipo con dos victorias en sus dos primeros partidos para alcanzar los doce puntos, cifra que se mantiene tras el tercer encuentro del gijonés al frente del equipo.
Quedan tres encuentros para que se cierre la primera vuelta y el duelo contra el Málaga se antoja como fundamental en ese objetivo de acercarse lo máximo posible a la veintena de puntos, una cifra que, al menos sobre el papel, parece bastante difícil de alcanzar cuando a la vuelta de las vacaciones aguardan el derbi contra el Athletic en San Mamés y la visita del Sevilla a Mendizorroza.
La mejoría de este equipo desde la llegada de Abelardo, reafirmada pese a la derrota ante el Atlético de Madrid, hace pensar que competir y puntuar ante esos dos equipos es posible, pero se antoja como fundamental ganar con anterioridad a un rival directo por la permanencia como es el Málaga.
No descolgarse Ganar al Málaga se presenta para el Alavés como la opción, al mismo tiempo, de no quedar descolgado y de engancharse a la pelea por la permanencia. Se trata de la gran oportunidad, una vez más, de recortar las distancias con respecto a la zona de salvación que se vienen arrastrando desde el encadenado de seis derrotas consecutivas con el que se abrió la temporada. Las dos últimas victorias con Abelardo han servido para que el hueco no se haya ensanchado de manera alarmante y que los albiazules se mantengan aún en un margen de seguridad que se presenta accesible a medio plazo.
La mejoría en el juego exhibida desde la llegada del nuevo entrenador, los dos triunfos consecutivos y las buenas sensaciones que el equipo albiazul ha ofrecido son argumentos que han alimentado de nuevo la llamada de la esperanza cuando todo se veía ya muy oscuro y la situación pintaba ya dramática. Pero un conjunto tan necesitado como el Alavés por culpa de la pesada mochila que arrastra desde prácticamente el arranque del curso no puede permitirse perder un nuevo tren de engancharse a la salvación.