Vitoria - Las dos últimas derrotas y, sobre todo, la deplorable imagen que ha transmitido el Deportivo Alavés en sus dos últimos partidos se han cargado de un plumazo la confianza que desde la cúpula de Mendizorroza se mantenía en la figura de Gianni De Biasi. El crédito del técnico italiano quedó agotado a la conclusión del derbi contra el Eibar y vive ya un tiempo de prórroga en el banquillo vitoriano cuya explicación hay que encontrarla en la imposibilidad que el club ha tenido de concretar todavía una alternativa. Desde la misma tarde del sábado, la entidad del Paseo de Cervantes comenzó a moverse en el mercado de entrenadores nacionales en busca de un preparador que quiera asumir el enorme reto de tratar de salvar a este Glorioso que se dirige de manera irremisible hacia Segunda División si no media un volantazo considerable de manera inmediata.
De Biasi presenta un balance de dos victorias y seis puntos en siete encuentros, registros insuficientes para conseguir salir de la zona baja. En sus primeros encuentros, consiguió darle la vuelta a la situación que se encontró a su llegada y dotó al equipo de una identidad reconocible. Tanto como para que, después de la victoria ante el Espanyol, el alavesismo albergara la esperanza de aprovechar un calendario que presentaba una serie de duelos con rivales directos para asomar la cabeza y abandonar el descenso. Cuentas de la lechera, ya que en sus dos últimas comparecencias el Alavés ha protagonizado actuaciones desastrosas que han echado por tierra toda esa mejoría anterior que llegó de la mano del transalpino.
Como ya hiciese Luis Zubeldía en la visita a Vigo, el sábado De Biasi evidenció su desesperación con la alineación que presentó en el derbi. Varios de los mejores jugadores de esta plantilla se quedaron fuera de un once inicial que después sobre el césped dio un rendimiento horripilante, totalmente desconcertado en defensa y sin el mínimo necesario para generar peligro. Cambiar por cambiar, atendiendo más a las vísceras que a los dictados de la cabeza.
Al preparador italiano se le ha venido abajo el castillo de naipes que había montado a la más mínima brisa. En cuanto la idea de defender por acumulación de elementos ha fallado, los argumentos futbolísticos de este equipo se han evidenciado nulos. Más aún cuando, encima, se toma la decisión de dejar fuera a los jugadores con mayor peligro ofensivo.
Esa sensación de que el italiano es ya un entrenador desesperado al que se le ha desmoronado su idea de juego es la principal razón para que De Biasi haya visto agotada ya la confianza que en él habían depositado sus superiores. El problema es que encontrar un relevo en la actual situación del Alavés no resulta nada sencillo.
Al contrario que ocurriese cuando se anunció la destitución de Zubeldía, en esta ocasión el club vitoriano pretende tener atado al nuevo entrenador antes de anunciar que prescinde del actual. Como ya se vivió en el anterior cambio, el proceso no resulta nada sencillo. Entonces las primeras opciones que sondeó la entidad del Paseo de Cervantes rechazaron aterrizar en Mendizorroza y esa misma respuesta han recibido los mandatarios albiazules en sus llamadas desde el pasado sábado.
El estado actual de El Glorioso supone una traba de dimensiones considerables porque el riesgo de descenso es muy claro y son muy pocos los técnicos de relevancia que quieren exponerse a manchar su historial. Así, hasta que no se encuentre un nuevo entrenador De Biasi seguirá en su puesto. - DNA