Vitoria - El valor de los delanteros se mide siempre por la cantidad de goles que refleja su casillero al final de cada temporada. Una injusticia, sobre todo en algunos casos, pero una realidad aplastante. Al nueve se le paga, y generalmente bastante bien, para que consiga dianas y en cuanto no lo hace con regularidad queda sometido a verse en el centro de la tormenta de las críticas. En esa situación se encontraba un Deyverson que llevaba casi tres meses sin ver portería y que ayer consiguió alcanzar su tan ansiada redención marcando el tanto de la victoria contra la Real Sociedad. Aunque su trabajo siempre ha estado ahí y, en este caso, juzgarle solo por el acierto es una injusticia total, el sol vuelve a brillar para el brasileño.

Deyverson marcó su último gol en la jornada previa a las vacaciones navideñas y esa diana ante el Betis tras un sensacional pase de Gaizka Toquero supuso también la victoria. Entonces, el punta cedido por el Levante firmó una definición magistral. Mucho más sencillo lo tuvo ayer, cuando Theo le sirvió el tanto en bandeja para finiquitar una sequía de tres meses de duración.

No hay nada como el gol para quitar las penas para un punta. Necesitado estaba de redención de cara a la portería rival, sobre todo de cara al exterior. Las críticas por su falta de pegada habían arreciado en las últimas semanas y se acrecentaban con cada partido que pasaba en blanco. Pero esa situación se refería solo al entorno, ya que Mauricio Pellegrino lo ha tenido claro en todo momento y en ningún instante ha dejado de confiar en él como titular.

La razón hay que encontrarla en la capacidad de Dey de aportar muchas cosas que se encuentran fuera de lo que un delantero al uso estila. Su capacidad de sacrificio es encomiable y le convierte en la punta de lanza de un sistema defensivo que siempre empieza con su trabajo de presión sobre los centrales. Además, se trata de un baluarte en el juego aéreo, imprescindible a la hora de contener las acciones de estrategia de los rivales.

La jornada pudo haber sido perfecta para el delantero alavesista una vez que había conseguido poner fin a su sequía. Pero en la segunda parte se topó con un extraordinario Rulli, que en la primera ya se le había adelantado en una salida cuando el punta le encaraba en ventaja. Dos intervenciones magistrales tras sendos cabezazos inapelables y, de nuevo, una anticipación para evitar un remate claro. No se puede pedir todo, ya que al menos su sexto gol le habrá servido para recuperar la confianza.