Vitoria - Mañana regresan los derbis en Primera División a Mendizorroza y, con ellos, la fiesta del fútbol inundará Vitoria durante las horas previas y posteriores al enfrentamiento entre Deportivo Alavés y Real Sociedad. En el estadio del Paseo de Cervantes se prevé rozar de nuevo el lleno -se alcanzó en los compromisos contra Real Madrid y Barcelona-, pero donde está asegurado el éxito es en las calles que conforman el centro de la ciudad y en los locales hosteleros de dicha zona, para los que cada derbi tiene un valor añadido. Una vez más, las cajas registradoras, principalmente las de bares y restaurantes del Casco Viejo, reivindicarán el beneficio de tener un club en la máxima categoría, con el retorno económico que ello supone para la ciudad.

El tirón económico del fútbol es bien conocido y se trata de uno de los argumentos principales que esgrime Josean Querejeta a la hora de pedir apoyo a su proyecto de ampliación de Mendizorroza. Invertir en el presente para recuperar en el futuro es la idea que expone a las instituciones para recabar financiación y que no todo el peso económico de dicha reforma recaiga en el Alavés. Las imágenes de partidos como el de mañana, con Mendizorroza al límite de su capacidad, no harán más que reafirmar esa tendencia implantada.

En 2013 El Glorioso pululaba por Segunda División B y apenas generaba ganancia para la ciudad, una cuestión que ha variado sustancialmente según se han ido subiendo escalones. Los derbis de entonces, que los había por doquier, apenas generaban beneficios. La tendencia comenzó a cambiar con la presencia al mismo tiempo de Alavés y Osasuna en Segunda. Colorido en los campos y en las calles. Ganancia para los hosteleros, pero también, vía impuestos, para la ciudad.

Esa isla puntual que supusieron los duelos con el vecino navarro de las dos últimas campañas se multiplicará por cuatro en la presente. Real Sociedad, el propio Osasuna, Eibar y Athletic tienen que visitar la capital alavesa durante las próximas semanas. La mala suerte ha querido que ante rojillos y armeros la jornada se dispute entre semana, lo que redundará negativamente en el desplazamiento de aficionados. Pero, por el contrario, para mañana se espera un desembarco masivo de realistas.

Desde el mediodía y hasta apenas una hora antes del partido -Iraultza 1921 ha organizado encuentro a las 12.00 horas en Kutxi y concentración en la Plaza de la Virgen Blanca a las 17.00 seguida de kalejira al campo-, el Casco Viejo se convertirá en un hervidero de aficionados visitantes, que se juntarán con los locales. La presencia de seguidores de fuera de la ciudad y la relevancia del partido propician también que el local se anime bastante tiempo antes que de costumbre. Por eso, las calles del centro se suelen convertir en una explosión de colores durante el día. Y, a veces, también durante la noche ya que no falta quienes se animen a seguir la fiesta.

Conseguir una mesa para comer en el Casco Viejo o el centro de Vitoria comienza ya a ser tarea complicada, mientras que abrirse paso para alcanzar algunas barras requiere de bastantes empujones. De las experiencias recientes vividas ante Osasuna, los hosteleros saben que el día de derbi se convierte en festividad destacada. Una jornada en la que los ingresos aumentan de manera muy considerable. Sobre todo si, como es el caso, el horario permite comer tranquilamente sin demasiadas prisas por llegar al campo.

Se trata del valor añadido de este tipo de encuentros entre vecinos. En Donostia, Pamplona, Eibar y Bilbao ya cayó una inesperada lluvia de euros con motivo de las visitas a esas ciudades de los seguidores alavesistas. Ahora le toca a Vitoria recoger el premio de contar con un equipo en una Primera División plagada de equipos vascos esta temporada.