vitoria - 187 minutos y una actuación notable el pasado lunes ante el Sevilla le han bastado a Oscar David Romero Villamor (Asunción, Paraguay, 1992) para ganarse la confianza del alavesismo, de la crítica, de sus compañeros y, sobre todo, de su propio entrenador, el Profe Pellegrino, que a partir de ahora deberá manejar ese bendito problema que representa tener en un vestuario demasiada, , y buena, demanda para tan poca oferta. Porque si bien en las últimas semanas se habían apreciado pequeños detalles de calidad que justificaban la contratación del medio en el mercado de invierno, la irrupción del centrocampista paraguayo ante el Sevilla fue tan contundente que ha terminado por despejar todas las dudas. Y todo, como se decía, en apenas 180 minutos; un par de partidos en términos globales donde, para más inri, solo ha actuado como titular en una de las cinco convocatorias en las que el técnico del Alavés le ha incorporado. “Para eso le hemos traído, para que haga este tipo de cosas”, zanjó Pellegrino el pasado lunes cuando fue interpelado tras el partido ante la escuadra de Sampaoli por la actuación de su pupilo, que está pidiendo a gritos no ya tanto una nueva oportunidad sino algo más de regularidad desde el once inicial.

Sin embargo, ahí radica su problema, que en realidad es el problema, bendito, de Mauricio Pellegrino y su pizarra, el problema de tener que sacrificar a un compañero para dar entrada al habilidoso paraguayo. ¿Pero a quién dado el magnífico rendimiento que está ofreciendo el equipo? Tomando como referencia el último partido en Mendizorroza ante el Sevilla, la lógica podría dictar que Romero asumiera la titularidad en la banda derecha, y a pierna cambiada, en detrimento de Gaizka Toquero, como ocurrió el lunes a partir del minuto 65, pero si hay algo que este Alavés no puede negociar nunca es, más allá incluso de la propia calidad, ese espíritu combativo y aguerrido que le está permitiendo competir en todos y ante todos los rivales de LaLiga. Y ahí el centrocampista vitoriano le saca a día de hoy muchos cuerpos de ventaja al paraguayo, infinitamente superior en el aspecto técnico pero con demasiadas incógnitas en al ámbito físico, sobre todo después de haber desarrollado una pretemporada atípica y haber permanecido fuera de competición durante varias semanas antes de recalar en Vitoria.

Siguiendo con el dibujo ante el Sevilla como referencia, podría darse el caso de que el Flaco sentara a Ibai en la banda izquierda para dar entrada a Romero en su carril natural, sin embargo, la calidad, trayectoria y rendimiento del de Santutxu en las últimas jornadas invita a pensar que el preparador albiazul declinará esta opción, de la misma manera que hará lo mismo con Camarasa, a quien parece haberle concedido definitivamente la dirección del juego ofensivo del Alavés. Y ya puestos a especular, y contemplando la sequía de Deyverson, podría darse el caso de que al brasileño lo supliera un falso nueve como Katai con Romero, Ibai, Camarasa y Toquero por detrás, un dibujo hasta ahora inédito en la pizarra de Pellegrino.

En este escenario, y salvo que las lesiones o las tarjetas mediaticen las convocatorias, la encrucijada ofensiva está servida. El menudo Romero ha derribado la puerta del once titular con la misma habilidad con la que sortea rivales y brinda asistencias como la que el pasado lunes permitió a Katai empatar el partido. Y lo ha hecho con la firme intención de quedarse. Porque si algo ha quedado claro en todas y cada una de sus actuaciones con el Alavés es que con él en el campo siempre ocurren cosas. Su endiablada verticalidad y sobre todo su incidencia en el juego representan ahora mismo un problema mayúsculo para Pellegrino, que por primera vez en mucho tiempo asiste al escenario perfecto para cualquier entrenador: poder elegir de entre los mejores, Romero incluido.