Vitoria - A Deyverson hay que quererle. No queda otra. Es cierto que hay fases de los partidos en las que el brasileño es capaz de desquiciar a los que defienden, ya sea en el césped o en la grada, su mismo escudo, pero no es fácil encontrar futbolistas, y menos delanteros, con semejante compromiso aunado a su calidad. Una mentalidad que nada tiene que ver con otros nueves originarios de su país. En estado de excitación permanente, lo que en no pocas ocasiones, como ayer, le pone en situación de riesgo extremo. Pero con la capacidad también de ser frío cuando toca ejecutar. Todo un batallador este Deyverson, que a veces desespera, pero que se gana con creces el perdón a sus errores.
Las operadoras televisivas deberían dedicarle una cámara en exclusiva al brasileño, que ofrece todo un repertorio de gestos, braceos, carantoñas y sonrisas durante cada partido. Pega y pide perdón. Recibe y protesta. Su problema principal es que los árbitros ya saben de qué pie cojea. Y eso le lastra cuando topa con pistoleros de gatillo rápido según el nombre del jugador, como ayer evidenció un Iglesias Villanueva que le amonestó a las primeras de cambio. Con amarilla en el minuto 18, Pellegrino mandó a Christian Santos a calentar y en una parada le reclamó en la banda para leerle la cartilla.
En el primer partido del curso en Mendizorroza, el técnico albiazul optó por retirar a Dey en el descanso cuando ya tenía una amarilla. Ayer extendió la confianza en su jugador, a pesar de que estaba jugando con fuego. Y el brasileño respondió a esa confianza con su quinto gol del curso en una definición excepcional tras un milimétrico pase de Gaizka Toquero.
El tanto supuso el gran premio a un nuevo partido de esfuerzos continuados en la lucha entre los centrales, siempre en superioridad y más ayer cuando eran tres los que se encargaban de su vigilancia. Eso sí, de primera mano comprobaron que un despiste es letal con un Deyverson que poco después bien pudo haber sido expulsado. Los riesgos de vivir al límite de este batallador en constante estado de ebullición.